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Desde todos los partidos políticos insisten en que es muy pronto para pensar en las candidaturas presidenciales de fines del año 2021, lo que no significa dejar de pensar en crear las condiciones para que los postulantes propios tengan mejores posibilidades al momento de darse la partida de la carrera.

Hay que entender que para muchos la política es una competencia permanente por el poder, por lo que, al igual que los deportistas, se empieza a pensar en el siguiente evento apenas termina el anterior, y la elección presidencial del 2017 se caracterizó por la irrupción del Frente Amplio y el triunfo de los partidos que integran el pacto Chile Vamos sin una victoria contundente, debiendo recurrirse a una segunda vuelta en la que la abstención superó el 50% de los inscritos.

Ya en la elección anterior, la entonces Concertación de Partidos por la Democracia se había rebautizada como Nueva Mayoría con la incorporación del Partido Comunista, por lo que durante todo este tiempo ha habido un estado de tensión entre el PC y la Democracia Cristiana, así como entre el PC y el Frente Amplio que compiten por representar a la Izquierda más dura pero tratando, al mismo tiempo, de adaptarse a los nuevos tiempos y nuevas exigencias ciudadanas, que han sorprendido al discurso tradicional de los partidos.

Por su parte, los sectores más centristas de lo que era la Concertación han asumido como estrategia el distanciamiento del PC y negar cualquier posible vinculación con el Frente Amplio, que es en todo caso un sentimiento de aversión recíproco, y ello quedó marcado con las duras declaraciones hechas por el eventual candidato comunista el alcalde Daniel Jadue contra la comisionada de la ONU para los Derechos Humanos Michelle Bachelet, un icono de la Concertación, equivalente a una declaración de divorcio en la Nueva Mayoría.

En este escenario la apuesta está lanzada:  La antigua Concertación debió convertirse en Nueva Mayoría para integrar al PC en la confianza de que le daría los votos para ganar la elección presidencial del 2013 y eso fue cierto, pero la irrupción del Frente Amplio desdibujó ese cuadro y ahora no se puede calcular dónde se inclina la balanza electoral.   Sólo se sabe con certeza que la suma de todas las fuerzas “progresistas” debería superar a la Derecha, pero el problema es caracterizar ese “progresismo”, o dicho de otra forma hasta dónde se puede estirar la cuerda sin que se rompa, o dicho de otra forma cuánto pesa cada partido.

La Derecha, por su lado, apuesta a que parte importante de la DC emigre al pacto de Chile Vamos, lo que parece poco probable porque el votante de la DC está constituido por personas mayores que recuerdan bien lo que fue la dictadura, con la cual está comprometida aún parte de la Derecha.

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