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Sin pruebas adecuadas para reafirmarlo
en las batallas perdidas de la creación, la palabra
como tal es energía y materia, salmos y cánticos,
danzas eslavas al inicio del movimiento.
Y su onda expansiva, allegro con fuoco,
fue cuerda, bronces y piedra
. La palabra,
entonces, parece un huevo que condensa
lengua y cavidad bucal. Antes de la palabra
sólo estaba la palabra y su espíritu. Y esos remanentes
saliste a recoger un día sin luna: el pan
ázimo y la cebolla del destino humano.

Sólo en ese instante los individuos del universo
estaban reunidos bajo la misma palabra.
Para que los planetas pudieran seguir en pie
y continuaran su vuelo hacia las oscuridades,
toda evidencia se transformó en muestreo
probalístico y liturgia de las horas que una
tras otra, comenzaron a desprenderse del cielo.

Quizás fue en ese ahí que fija un lugar
dentro del tiempo, o no, la poesía adquirió
misión de trashumante. Y desde ese ahí,
surgido en medio del fuego y la noche sin nombre,
aparecieron -sin que nadie pudiera sospecharlo-
los materiales que conformarían siglos
más tarde tu propia vida. Ninguna certeza
asiste a este milagro. que involucra peces,
formación de aguas, papeles, montañas, células
madres y ráfagas de viento sobre los roqueríos.

En este ser para los demás, reconoce las cadenas
del racionalismo económico y el hostigamiento
de los estados policiales: y advierte que la verdad
no era un asunto administrable por funcionarios
públicos de segunda categoría ni por funcionarios
de primera categoría, ni por funcionarios
.
En sus blindajes tampoco la memoria ofrece
flancos débiles para esas sublevaciones de piel.

Cuando se encontraron se reconocieron
porque venían de morir varias muertes
consecutivas y de haber enfrentado la dictadura
sólo con restos de palabras que guardaban
bajo siete llaves como reserva moral
para instancias definitivas. El poeta que vivió
en Nueva York desenmascaró lenguajes
de dominación para suavizarlos como si fueran
piedras de río y adoptó el lenguaje testimonial
como lengua materna. Pertenecía al río Hudson.
Era ese río. Tenía ese pelaje negro de las nutrias
numerosas: en el corazón marcado a fuego
y en la chaqueta con flores.

Hizo pública esa identidad y adhesión. En la sociedad
del espectáculo la libertad no escrita es la más
azul de las libertades.
En un mundo sin ventanas
cualquier respiración es un imán que reúne
hojas y pájaros. Como reafirmación de esa fractura,
sentía dentro de sí el rasguño que lo acompañará
hasta el último día, pero siempre dentro de un relato
diferente, contextualizando el horizonte.

A los que se atrevieron antes, con una cuchara
le quitaron los ojos de sus cuencas
, aunque él piensa
que es su propia fragilidad la que produce esas figuras
alteradas de uñas. Y esos movimientos extraños
al final del pasillo bien podría asociarlos
con una persecución encubierta, pero peca
de inocente, creyendo a pie junto que la humanidad
puede repararse a sí misma
. Hablaron
estos signos entre ellos y cuando conversaban
descubrió lo no revelado de sí mismo.
Es cierto, ya no están los edificios donde creció.
Abjura del vuelo de los cóndores y los santos.
La carne y la sangre seca de los caballos muertos
llaman a un nuevo paisaje.

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Alguien comentó sobre “El Poeta que Vivió junto al río Hudson

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