La esperanza se sembró
en las calles de nuestro país.
Los estudiantes fueron
príncipes y princesas
que besaron el rostro del pueblo,
lo despertaron.
No estamos intactos,
nos hemos cubierto de heridas.
Cada uno de los caídos
es una llaga profunda
en el alma de toda la gente.
Cada cicatriz será imborrable,
pero tendrá su recompensa
en cada sueño cumplido,
en cada niño, en cada joven
que tendrá calles anchas
para escribir otra historia.
Somos uno, somos todos,
somos cada gota de sangre
que sembrará, sin duda alguna,
la semilla de un nuevo país.
Si todo lo que sucede tuviese palabrasc
omo estas de descripcíon..la angustia vivida seríade esperanza y creible. EresManuel el renacer
De la verdad que hace unos minutos era solo confusión