Compartir

Como si fuera un vendaval que arrasa con todo, las protestas ciudadanas pusieron en cuestionamiento todo lo que se había hecho en Chile en los últimos casi 40 años, tanto en lo político como en lo económico y, acorde a ese asolamiento, la dirigencia del país aún no sabe cómo reaccionar a lo sucedido.

Se ha hecho una lista de demandas sociales que, en la práctica, se resume en la igualdad:  Una mayor equidad en los beneficios económicos de un país que se ve próspero, mayor justicia en el trato que reciben las personas, más democracia.

Si se accediera a todo, Chile pasaría a ser una de las naciones políticamente más evolucionadas del planeta, pero la historia nos enseña que el conservadurismo tiene una gran capacidad para evitar los cambios o darles un barniz de modernidad que no pasa de ser una capa delgada de justicia que se va con la primera lluvia.

Nos debatimos entre el realismo y el idealismo, sin entender del todo qué significa la aplicación de cada concepto en nuestra vida nacional.   Desde el realismo que significa entender que es imposible que 17 millones de personas puedan ponerse de acuerdo para gobernar sin los políticos que caracterizan la democracia representativa hasta el idealismo que implica suponer que hay recursos para satisfacer todas las demandas cuando, hasta hace una generación atrás, muchos chilenos carecían de alcantarillado

Creímos que, por ser admitidos en la OCDE, nuestros problemas habían sido resueltos, cuando en realidad seguimos siendo un país del tercer mundo, subdesarrollado y al fin del mundo, y sobre todo seguimos teniendo un nivel cultural, psicológico y moral retrasado en relación a otras naciones.

Lo ocurrido se parece a una revolución, aunque sin una toma real del poder, y en ese sentido el apaciguamiento de la ira social, ya sea por cansancio o por habilidad política del gobernante, la convierte en una revolución interrumpida, una que parecía cristalizar pero no llegó a brotar.

Sería un error que los partidos políticos tuvieran la libertad de movimiento para volver a presentar la misma realidad con otro ropaje porque el fondo del malestar seguiría siendo el mismo y el alivio momentáneo de la presión volvería a acumularse para explotar en una fecha próxima,   El clasismo, el materialismo, la morbosidad que nos han convertido en felices consumidores de un sistema que saca lo peor de nosotros a la luz no se solucionan con un cambio de régimen político, sino con un aprendizaje personal que nos permita evolucionar a mejores seres humanos y nada de eso ha sido mencionado.

Compartir

Alguien comentó sobre “La Revolución Inconclusa

  1. Cierta la pugna del idealismo y del realismo. ha sido un despertar, una grito por cambios en un país que tiene un modelo neoliberal demasiado riguroso. Hasta los Estados Unidos tiene más beneficios para la gente.

Responder a Pilar Clemente Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *