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Leyendo el libro póstumo Retrotropía de Zygmunt Bauman

Para intentarlo con modestia si fracasa usa
elementos de una clase de arquitectura o si logra éxito
y, fíjese bien, que tampoco ansía ni espera,
construye una categoría figurativa de ideal -dijo-
haciendo útil este esfuerzo poco subjetivo de rasguñar
rocas -en sentido metafórico- para que, de esos rasguños
no de otras acciones, emerjan las evidencias que ahora
podemos exhibir en nuestras manos. Y con ellas,
o sin ellas, podremos seguir explicándonos e inventándonos.
Cierto es que el que florecerá no somos nosotros,
pero también contiene ese nosotros que continúa.
Muchos siglos bajo la lluvia son responsables
de estas escamas, de la piel curtida con sal y de estas
huellas que permanecen hasta el sol las borra.
Por una mala concepción ritualista, creo creer,
educamos palomas de la paz con o sin el mérito
implícito de la hoja de laurel y toda su simbología.
¿Te parece bien que hablemos de estos asuntos?
Nunca la trascendencia agota sus tanques de oxígeno
antes de iniciar la marcha hacia las estrellas.
Lo que imaginamos como espacios de libertad
en la realidad conquistada se transformó en prisión
y bajo esa lógica de esperanzas rotas resignamos
una cosa por otra, hasta perder todo incluso
identidades, nombres, las camisas sencillas de segunda
mano y la frugalidad. Ahora, para que lo escuche
medita en voz alta junto al río: no creas en todo lo que digo.
Hay embusteros peores que no solo cruzaron
estos límites, sino que lo transformaron en promesa
.
Cuida su voz y la protege. Me parece que está bien.
Para no regresar a esos abismos donde la pobreza
era más que una mordedura de serpiente,
caminamos los campos de las mitologías olvidando
nuestra humanidad -que considerábamos sagrada-
en los alambres de púas y cuando regresamos
a buscarla fuimos ametrallados por la espalda.
Bajo circunstancias similares morimos muchas veces.
Los iguales a nosotros tenían los ojos inyectados
en sangre y era esa imagen disruptiva el necesario
incremento para concluir la primera fase de nuestra
exploración y experimentación en el crecimiento
que -como bonus track– también contenía el sagrado
caudal de expectativas que, de buenas a primeras,
se transformaron en erupción. No sé si estás confundido.
Pero para la comprensión lineal del texto esto es clave:
perdimos la madre abrazadora en el intento
absurdo de contener esa avalancha que ahora vuelve
a contraerse para retomar con más fuerza su viaje.

La pregunta que se deduce está a flor de piel: ninguna
concepción de madre llenará ese vacío. En otro tiempo
si hubiesen alcanzado los asuntos humanos mayores
grados de desarrollo y consagración, de acuerdo
con aquellos parámetros e instrumentos de localización
estaríamos ingresando a la Universidad, sin ninguna
otra preocupación que el destino colectivo de los bienes.
El tiempo, elevado a la categoría de vendaval
cuelga de los edificios públicos, lo que (le) provoca
emociones alteradas de todo tipo. Creo que tiene
más edad que la que confiesa y admite. El pasado
como sitio de preservación mantiene su actividad
intestina que, en definitiva, significa readecuar los hechos
por parte de las minorías victoriosas y oficializarlos.
Sin el concurso activo del planteamiento matemático
que sobrevalora la victoria pírrica obtenida
-bajo los horrorosos estados de ocupación y liberalismo–
sólo porque sobrevivimos, jamás hubiésemos tenido
la posibilidad de indagar respuestas. Quizás por ello,
decidimos no vernos más. Negarnos esa posibilidad
de iluminarnos fue regalarnos la posibilidad de oscurecernos.
Contra la idea básica, de poca sustancia y densidad,
de sublimación de la nostalgia optaron, también
los otros, por eliminarnos de sus archivos y redes.
Para seguir con vida en medio de la incertidumbre e invisibilidad
social, busca sitios adecuados donde iniciar la fase
de comer carne cruda y familiarizarse con armas de fuego.

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