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           E L  TRASHUMANTE 

 

                                                                                              Mónica Gómez                                                                                                                                                                                  

 

 Dicen que mi amante ha muerto. 

Y lo repiten todos, 

 hasta el médico que lo atiende, quién arriesgando su prestigio profesional ha llegado al extremo de hacerlo por escrito y en papel membretado. 

Pero el asunto no es tan simple 

Él 

(mi amante) 

no ha muerto, sólo  ha partido ante la búsqueda y cercanía (peligrosa cercanía) de la Muerte, denominada Pandemia 2020 y creada artificialmente en un laboratorio asiático, quien ya estaba empleando todos los métodos a su alcance para destruir y aniquilar todo vestigio de ser humano. 

El asunto es que al parecer únicamente yo me he dado cuenta de la situación, sin dejarme engañar por las apariencias, por ese hombre que quedó en la urna, que todos creen era mi amante, porque él, 

(mi amante) 

en un acto inexplicable o si muy explicable, en su partida decidió transformarse en un alma errante, y hábilmente dejó un cuerpo (débil y delgado) que cualquier neófito en la materia habría confundido como sucedió con los otros. 

La cosa está así y ya, nada más ni nada menos que en su paso al viajar eterno (seguramente presionado por las circunstancias) fue tan rápido en los últimos instantes, que desapareció sin darme el contacto, para que alguno de los que lo quiere bien, podamos ubicarlo. 

 Y esto me apena, pero lo entiendo. 

Debía protegerse y no había tiempo para explicaciones, en cualquier lugar podía estar la amenaza, La Muerte, agente bacteriológico, creado para exterminar la raza humana había llegado ya al país. 

En una persecución rastrera acechando humanos a través de miles de kilómetros, viajando quizás en aviones y barcos, metiéndose en los bolsillos de pasajeros internacionales al pasar policías y aduanas o en los sellos de los pasaportes, en fin, vaya uno a saber y mutando… siempre mutando. 

Pero bueno, creo que el error de nuestro desconecte fue el haber llegado tarde esa noche, no haber partido inmediatamente que se produjo la confusión, cuando me dijeran nuestros cómplices por celular que me apurara, que no demorara más, porque él 

(mi amante) 

estaba muriendo. 

Pero a lo que no hice caso, no escuché, porque hasta tuve tiempo de un café más frío que caliente, convencida profundamente de que no era una muerte de verdad, sólo el paso a la presencia-ausencia silenciosa, donde en sueños podría visitarme todas las noches sin que nadie nos sancionara o acompañarme en mis momentos de profunda  y soledosa soledad cuando pensara en él y en nadie más que en él. 

Y la confusión ocurrió, y nada más por mi ahora dudosa seguridad sobre asuntos del corazón, que me decía que nadie, nadie, se va así violentamente cuando sabe que alguien lo ama, como yo lo amo.

 Y se me pasó. 

Y el sexto sentido falló y la intuición falló, porque la Muerte Pandemia 2020 se había acercado demasiado sin que nadie más que él

(mi amante) 

se diera cuenta, fingiendo, simulando que no había peligro, que todo estaba bien, que no me preocupara, que la amenaza no podía con él, que aún estaba lejos, y que   faltaba bastante tiempo para que los agentes bacteriológicos diseminados en el planeta lo ubicaran. 

A nadie le he dicho lo que sé, e incluso me he prestado a la farsa de su sepultación, donde he simulado aceptar lo inaceptable, con lágrimas gruesas de dolor profundo e impotencia contenida. 

Y ni siquiera en ese momento he hablado contando la verdad (pensé en hacerlo) porque el peligro también podría estar ahí, oculto en cualquier cosa, en amigo o planta (lo creo poderoso) y atento, no fuera que se le escapara un ser ya cercado por completo.

 Y el silencio me ahoga, porque la cosa ha seguido y tengo que mantener el silencio porque sé que es mejor así, y porque también sé (sobre el asunto no hay dudas) que él 

(mi amante) 

se ha convertido en un eterno caminante, atravesando los muros del espacio, el tiempo, la sensatez, la locura, el sueño y  la muerte. 

Así, he debido seguir la rutina y ver como quiénes convencidos de la inexistencia de él, han destruido sus cosas, entre ellas las que él, en secreto, más quería (una guedeja de cabello dorado, un poema de amor escrito en una servilleta de papel, la marca de un beso en un pañuelo bordado y fotografías juntos (de él conmigo), recuerdos que confirmaban que yo era la única mujer que había amado.                                         

Y el tiempo pasa, el secreto entre 

mi amante y yo 

nos une cada vez más, y provoca que yo continúe el engaño ante todos, aunque solamente esté dirigido al implacable asesino invisible (a quien un poco paranoicamente ya creo ver en las manchas en la piel de los conocidos o escuchar en alguna tos insistente). 

Con sorpresa (no lo esperaba tan pronto) y desde hace pocos días, han comenzado unas llamadas que se cortan al levantar el auricular, una sombra que se desliza por la noche en la oscuridad de mi hogar, el chirriar de una puerta que se cierra, luces nocturnas que entran por la ventana de mi cuarto y una casi inaudible melodía de reggae que solía escuchar con él, con

(mi amante) 

 No sé si será él 

(mi amante) 

aunque sí creo que es él

(mi amante)

 en un intento algo prematuro por estar conmigo …y que me anuncia que pronto me visitará en mis sueños y me relatará de los maravillosos mundos que ha visitado, de los océanos infinitos que ha navegado y del conocimiento que ha recibido de las estrellas de diamantes y  los seres astrales. 

Y que haremos el amor todas las noches como sólo él y yo solíamos hacerlo. 

Ahora y de eso estoy segura, La Muerte Pandemia 2020 y sus agentes están activos y continuarán persiguiendo humanos, probablemente hasta exterminar la mitad del planeta tierra y cumplir la perversa misión para la que fueron creados, pero no lo podrán hacer desaparecer a él, a

 (mi amante) 

porque el se ha convertido en un trashumante, un alma  viajera, conocedora de la vida y de la eternidad, la que por amor o don divino ha trascendido más allá de la muerte. 

 

__________________________________ 

El amor aparece y se eterniza misteriosamente 

como Dios

es inmortal 

y trasciende a la Muerte

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11 Comentarios sobre “El Trashumante. Narrativa poética de Mónica Gómez

  1. Wow que Forma de describir los sentimientos y la versión de una realidad con tanta Pasión 😁
    MultiMillones de Gracias Sra Mónica, profundo y transcendental 😍

  2. ¿ DONDE COMIENZA EL POEMA , Y LA PROSA, DONDE AMBOS SE ENTRELAZAN , DONDE TODO ES POEMA O TODO ES RELATO EN PROSA?
    EL ASUNTO ES QUE LA POESIA EVOLUCIONA COMO TODO QUEHACER HUMANO, Y LA SENSACION ES VIVIR UN SIGLO 21 SIN EXCLUSIVIDADES DE CAMPOS DE ACCION DE ESTOS GENEROS LITERARIOS, SIN CERCOS SIN NADA DE NADA QUE NO LA ESENCIA MISMA QUE BUSCA DONDE MEJOR FLUIR PORQUE ES NUESTRA DIVINIDAD , TANTO ENTONCES , PROSA Y POESIA PARA MI , DESDE ESTA PERSPECTIVA SON MOMENTOS DE EXPRESION QUE TOMAN EL CAUCE DE SU GENERO PERO NO POR ELLO ESTA NO PUEDA PRESENTARSE FUSIONADA ¿COMO? CREANDOLO BELLAMENTE.
    LO PRIMORDIAL DE POESIA ES NO DEBE DEJAR DE SER POESIA, Y ESTA
    HACE ESCUCHAR EL CANTO DEL ARROYO QUE BAJA DEL MONTE.

    1. Como narrativa cuenta una historia, como poesía expresa emociones a través de metáforas e imágenes.
      También El Trashumante está en el calificativo de cuento fantástico

  3. El amante me causa curiosidad es como si nunca hubiera existido. Quizá los amantes no existen. Me gusto mucho creo que hace querer continuar la lectura. Pero el final me deja con ganas algo falta ahí.

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