Dedicatorias
Este libro,
Memorias y Confesiones de una Niña Triste,
está dedicado a mis seres más amados, Paz Oliva y Clemente Vial, mi hija y nieto quienes dieron plenitud, alegría e hicieron felices mis años.
Y a mi siempre amado Pablo Oliva, mi hijo menor y ausente en esta vida, aunque siempre presente en nuestros corazones.
Agradecimientos
Escribir un nuevo libro significa un gran convencimiento, por parte de la autora, que su escrito será de utilidad y reflexión para las nuevas generaciones.
Y un acto de fe y amistad auténtica por parte de quién o quiénes estimularon este trabajo, en este caso agradezco desde lo más profundo de mi corazón la obra visual “La Mirada” de nuestro excelso pintor chileno Hernán Valdovinos, que en una generosa acción, la creó y donó especialmente para este libro.