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Da miedo la idea de un país dirigido por personas que parecen verlo todo negro, que no tienen el optimismo necesario para mejorar las cosas y que creen que los problemas se arreglan arrebatándoles a unos para darles a otros.

Preocupa la posibilidad de que el país caiga en manos de quienes tienen la tendencia de culpar a los demás de todos los males, sin asumir su cuota de responsabilidad, ya sea por acción u omisión.

Es inquietante que exista un cierto margen de probabilidad que sea el rencor y no el amor el que oriente las decisiones, como si el odio fuera una fuerza capaz de movilizar a las personas para construir un futuro mejor; que el vaso se vea siempre más vacío que lleno porque sería un agravio a los que han mejorado su calidad de vida de una forma que las nuevas generaciones no pueden imaginar.

No puede ser que la ignorancia y la ramplonería se constituyan en las reglas para medir las acciones, que la ley del mínimo esfuerzo impere en las iniciativas que deben ayudar a que la gente logre mejores condiciones de vida.   Ni la competencia desenfrenada ni la envidia son instrumentos para hacer las cosas bien.   Se necesita ver el vaso medio lleno para seguir completándolo, pero si vemos las cosas siempre en negativo, con una perspectiva pesimista lo único que se obtiene es contagiar un ánimo decaído del que no se obtiene la energía necesaria.

Es cierto que hay muchos problemas, que hay desigualdad en muchos planos, discriminación y abusos pero esas situaciones se resuelven afrontándolas con seriedad, responsabilidad y decisión.   Los lamentos no sirven para construir, sino que hacen perder el tiempo y la convicción.

Se requieren personas inteligentes, piadosas y sabias que sepan qué sirve y qué puedan distinguir el error sin estar experimentando con soluciones de moda a costa de la gente.   Se necesitan líderes capaces de entendimiento, con un sentido humanitario de la sociedad, que no se confundan con las rigideces que proporcionan las visiones sectoriales y sesgadas.

Necesitamos una conducción sin miedo, con la capacidad de contagiar entusiasmo por hacer bien las cosas y que la gente no se vuelque al cuestionamiento permanente que no conduce a nada.   La crítica sana es bien recibida, y más si contiene propuestas, pero las burlas que sólo buscan causar daño y que sean otros los que puedan cumplir sus responsabilidades es un acto de irresponsabilidad e incluso antipatriótico, y en eso hemos venido precipitándonos como sociedad, consciente e inconscientemente.

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Alguien comentó sobre “Miedo

  1. pues creo que es lo que esta pasando en el mundo, con los gobernantes que hablan solo de lo negativo, y que creean la politica del mierdo y del terror para tener anestesiada a la gente y para romper los lazos sociales, que son ya muy fragiles en el modelo de sociedad actual que tenemos-
    La gente esta cada vez mas sola en todos los lugares del mundo. Salen a pasear con sus perros y se protejen mas a estos a veces que la los nenes.
    Yo vivo en Italia en Turin y es asi tambien aqui en Europa, este ver el vaso mas vacio que lleno.
    Hay que creae espacios chiquitos cada uno desde nuestro lugares y comunicar lo que pensamos, crear red e intercambio. para poder pensar una futura sociedad donde esten inclidos todos los sectores de la sociedad, y tenemos que hacerlo nosotros despacito, cada uno desde su lugar,
    La creatividad y el arte creo sean uno de los modelos de comunicacion mas importantes para equilibrar este vaso siempre vacio. Y la observacion de la naturaleza y los animales como ejemplo de sociedad para un futuro. Por ahi la sociedad de las hormigas o de las abejas, donde todo es una gran organizacion, y lo politico no es lo partidario que siempre termina con el poder por sobre los mas debiles.. Un lugarcito donde se pueda costruir, abitar para poder pensar, y sentir que se puede si que se puede, gracias del articulo me hizo pensar y atar ideas.

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