Quién no ha visto un cartel que reza: “CUIDADO – PINTURA FRESCA”. A quién no le han dicho: “No toques…es pintura fresca”. Este impedimento se suma a otro factor: el olor a pintura fresca, el cual puede resultar molesto para algunos, embriagante para otros, pero que, indiscutiblemente, tiene un sentido de renovación, de cambio, de limpieza. A mí, en lo personal, me provoca nostalgia o quizás es anhelo de ilusión, no tengo certeza. El olor a pintura fresca, me recuerda a cambios de casa, de barrio, a dormitorios renovados; una casa, recién pintada, habla de incipientes proyectos, de recompensas por el trabajo hecho.
El olor a pintura, se demora unos días en partir y durante la faena del pintado, las brochas pegoteadas y los tachos rellenos de colores líquidos forman un escenario que acompaña a las bebidas y comidas rápidas, que consumimos sentados en el mejor lugar disponible, entre tanto ir y venir de latas con pintura, trapos para limpiar, diluyentes, hojas de diarios antiguos, ventanas abiertas que, con vigoroso empeño, ayudan a un pronto secado. Y luego, cuando todo está inmaculado, diáfano, nuevo, aún prevalece un leve olor a pintura, indicando que recién inicia su trabajo de acompañarnos en un tramo del camino, pegada a nuestros muros, haciendo de marco a nuestras actividades. La pintura, con el andar del tiempo, en silencio, cambia de tono lánguidamente, se opaca, envejece; es marcada por lo que decidimos adosarle: muebles, afiches, cuadros, repisas, letreros, lo que sea; ella inerme, en su existencia, se brinda, se entrega a las necesidades y caprichos de quien habita al amparo de su color.
“No, no toques…es pintura fresca”, es la génesis de un nuevo momento, es un cambio, una renovación, una incipiente intención; un deseo materializado, verdaderamente, a todo color.
Para que una pintura quede totalmente seca debe pasar al 24horas o dos días. Claro, todo depende de que tanta pintura tenga la obra y el ambiente en donde se guarde
Gracias por haber leído y comentar. Saludos