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Paterson conduce un bus de locomoción colectiva en la ciudad del mismo nombre. Paterson es un buen tipo, tiene amigos que lo aprecian, y una esposa y perro que lo aman. Sus días transcurren iguales. Se levanta, besa a su esposa, va a trabajar caminando y hace su recorrido en el bus 23 por las calles de la ciudad donde nació y ha vivido siempre. Hasta ahí, nada fuera de lo extraordinario, pero hay un detalle.

Antes de comenzar su rutina de conductor de bus, Paterson escribe un poema y lo registra en un cuaderno que lleva consigo al trabajo. Es un ritual que ciertamente lo distingue de la chatura de su vida provinciana, aunque no alcanza para sacarlo de su ida al bar de siempre, donde cada noche toma la mitad de una cerveza, y que queda en el camino donde cada noche saca a pasear a Marvin, su bulldog francés. Pero es la poesía el factor que da otra visión a esta serie de viñetas que relatan lo que Paterson hace en una semana de su vida, de lunes a domingo.

Esta es la película más personal de Jarmusch y su retorno a la pantalla grande después de un receso de diez años, desde que en 2007 realizó “Flores Rotas”, ganadora del Gran Premio del Jurado en Cannes. Paterson es una fábula, y al igual que su protagonista se nutre de las voces, visiones y rostros de lo común y los trastoca para mostrar la humanidad de personajes que no esperan ser héroes ni gente que cambie al mundo. El minimalismo al que recurre Jarmusch es coherente con su línea de centrarse en personas que en sus palabras “son gente que elige que hacer, aunque el mundo no les responda”. Adam Driver entrega una actuación notable como el taciturno chófer que se transforma cuando escribe, y a la vez transforma su mundo interior por medio de rimas sobre cosas simples: una caja de fósforos como metáfora del amor por su esposa; las dimensiones que se aprenden y que pueden ser más que cuatro y que están reflejadas en el vaso de cerveza; el proceso de escribir en el sótano mientras la otra mitad está en el piso de arriba.

No es casualidad que Jarmusch haya elegido la ciudad de Paterson para realizar esta película. Aunque los poemas que Paterson escribe son de Ron Padgett, de la escuela poética de Nueva York, esta ciudad del estado de Nueva Jersey es el tema de una de las obras más conocidas de William Carlos Williams, uno de los poetas favoritos del director, vinculado al imagismo y posteriormente al modernismo, y cuya poesía se caracteriza por el coloquialismo y el uso de lo que él denominó “el idioma americano”, alejado de la academia y de las restricciones de la formalidad poética. La semana que presenciamos en la vida de Paterson es por un lado el homenaje de Jarmusch a la obra de Williams, y por otro lado muestra su interés en rescatar una forma de cine que se toma tiempo, deliberadamente lenta y reflexiva, como el ritmo cadencioso de la provincia, alejada de grandes hechos y sin embargo llena de imágenes que la mirada poética puede hacer visible si alguien se detiene a mirar con atención.

De manera similar al Ulises de Joyce, Paterson es el hombre común que tal vez nunca llegue a ser héroe o realizar grandes hazañas, pero que está atento a todo lo que ve, escucha y siente, y por medio de la poesía puede en un breve instante percibir y registrar la profundidad de lo simple, con esa arma tan común y a la vez tan grandiosa que es la palabra poética.

Ficha técnica: Título original: Paterson. Director: Jim Jarmusch. Guión: Jim Jarmusch. Con: Adam Driver, Golshifteh Farahani, Rizwan Manji, Barry Shabaka Henley. Países de producción: EEUU, Alemania, Francia. Duración: 118 minutos.

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