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A continuación, presentamos los poemas ganadores del Segundo Concurso de Poesía de PEN Club Chile que en esta oportunidad tuvo como tema “Indígenas”.

El Concurso contó con el Patrocinio del Museo de la Memoria, la Cátedra Unesco Mandanjeet Singh, la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y Sitiocero.

 

Primer Lugar : Malos Sueños, Javier Almeida

El viento sur azota y mientras arrecia
contra el estrecho mar encajonado,
pasa rasante una gaviota,
una que me anima a descender
en lo profundo, en la última residencia kawésqar,
última casa, último hallef lleno de peces,
última risa al calor de un rescoldo
que se apaga.

Cae la noche. Caen también los párpados
del viejo pescador kawésqar.
¿Cómo podría saber éste que a tan pronto
vendrán por él?
¿Qué sus pequeños ojos negros
darán paso al llanto?
¿Qué sus hijos serán la última simiente viva?

Duerme el pescador junto a las ramas encendidas,
enfundado en la piel del huemul, de la nutria.
Sueña el pescador con la caza de ballenas,
con el sabor del maqui entre sus labios,
con la mirada oscura de Ayayema penetrándole
y llevándole entre la furtiva oscuridad
hacia otra costa, muy lejos en el olvido…

Tienen sus sueños la forma de un presagio
incomprensible.
Ha visto en ellos la tormenta
y sus manos atadas y la cara de hombres y mujeres
que le extienden graciosas muecas
entre los barrotes de una jaula.
Ayayema, el corruptor del orden natural
ha tocado su corazón y condenado su espíritu.

Pies descalzos en la arena
le acercan a casa de sus hermanos.
Al igual que él,
han olido el séptico aroma del demonio
cruzar los vados y los atajos nevados.

El fuego crepita en el fondo de una choza.
En su corazón, también arde la sangre
resguardada del viento.

Llega la mañana y junto a la claridad ansiada
el viejo pescador descorre la tiniebla de sus ojos.
Malos sueños he tenido -se dice en su dialecto muerto-
Malos sueños… malos sueños.

 

Segundo Lugar : Ñamku, Victoria Morrison

Ruido humano devora mi cerebro
Cuando creí que al fin lograba respirar
Mi alma nuevamente es una mazmorra
No es mi pesar solamente
Lágrimas saladas hieren la piel agrietada.

¿Quién querría matar al hombre qué habla con los pájaros?

 Somos los herederos del bautismo bajo la cascada
Agua cristalina
tela de araña enrollada en la muñeca
tejiendo el sagrado abrigo

Somos ritual de plantas sagradas
herederos del chakay
Agua de árbol con espinas
Reencarnación del pasado torturado.

¿Quién querría matar a la mujer qué habla con la lluvia?

Somos aleteo infinito milagroso
Pequeño picaflor
cobijado en cabellos de nido
Somos los nacidos bajo luna roja
En el espiral de la semilla de la calavera
Durmiendo bajo la tierra.

De ahí, de ahí nos levantamos y caminamos
Somos cuerpos muertos de cansancio
Orilla de fuego de piedra que se quema
volcán humeante que todo lo sabe.

¿Quién querría matar al anciano que habla con los arboles?

 ¡Salve Ñamku a mi pueblo
Te invoco tres veces con los brazos abiertos
Golpeando la tierra húmeda
¡Con mis pies en el barro!

*Chakay: Arbusto de la montaña, (agua de árbol con espinas)
*Ñamku: ave rapaz de pico ganchudo y fuertes garras.

 

Tercer Lugar : Llora Milanka, Bernarda Orrego

Cuentan que al atardecer se oye por las laderas del Huasco
una voz de mujer, un llanto estremecedor,
de esa mujer grande, ruda, aguerrida
esa Diaguita perdida, entre la penumbra que dejó el pasado.
Esa mujer sin hombre, sin ruca y sin abrigo,
que vaga vehemente, sin honra y sin familia
por los valles devastados y empobrecidos,
enlutados, fantasmas, llenos de desidia.
Llora Milanka por la pérdida, por la
ausencia, la extinta raza que fue quitada a
mansalva por la fuerza conquistadora y vil,
eliminada de la faz de la tierra como vasija rota,
como chilpe, como semilla vana.
Llora la camanchaca la soledad en las alturas,
los campos de maíz muertos, los ríos vacíos y
malditos, la falta de ceremonia para que llueva con
premura,
falta todo ahora y la sangre aborigen corre dolida, con un callado
grito. Y al anochecer viene la memoria,
toda la bestialidad que no cuenta la historia,
como nuestros ancestros fueron arrancados de la Pachamama
lo que arrinconados, la lanza, la flecha y el jilguero, reclaman.

Vino el señor feudal del otro lado mundo a romper el
esquema, a quitar la savia y a desmembrar el simiente de la
comarca,  llegó iracundo y montado en sus corceles
amaestrados
y con carabina en mano  brutalmente borró al poblado,
con la embriaguez de poderío y conquista, de sangre manchada.
Y ahora con orgullo lo exponen en museos de arte,
luego de esa acción inaudita, abominable,
muestran las usanzas, las costumbres de la etnia,
usufructuando de los diseños únicos, invaluables,
de las corrientes indígenas, inspiración y cultura Diaguita.

Ahora se ve a la mestiza apurada con la compra
para la acaudalada señora,
al gallardo y desacreditado moreno arreglando el jardín,
surcando el agua como otrora,
el Ñaupa originario y viril.
Ya no caminan por allí en tropilla
los guanacos, las alpacas ni vicuñas,
sino autos ruidosos y hostiles,
y gente llena de quehaceres y prisa, se vislumbra.
Falta la reunión para renovar nuestras energías,
vengan al Zupca, aquí bajo el Algarrobo ancestral,
vengan hermanos, vengan todas las tribus,
los del norte y los del sur vengan con valentía.

 

Primer Mención Honrosa: Soñaba Sueño, Patricia Calderón

Yo, mujer ñawe
Machi espontánea, primitiva,
santa y pecadora
soñaba… sueño…
caminando
en la naturaleza paralela:
norte a sur,
sur a norte.
Irremediablemente,
con vista al oriente positivo
y al poniente negativo.
Irremediablemente,
en la conjunción
del pelli y la mamull,
de las cullén y el alliwén.
Hacia el abrazo hermano,
con el miedo al tirano
por la digna vida
o por la digna muerte,
por la magia,
o por el frío suceso
Caminando mis caminos
heridos por conquistadores,
o liberados por la misma tierra
qué se sacude,
que da piso
al nguillatún,
al cantor,
al muday de los amantes.
Vamos
a la apertura de los vientres
por los nuevos seres,
con lágrimas, dolor y sangre.
Yo, mujer ñawe
Machi espontánea, primitiva,
santa y pecadora
contigo, el todo,
caminando
por la naturaleza paralela;
el uno, como wahda
el infinito como ñolkin.
Cuerpo y alma Individual
y colectiva.

 

Segunda Mención Honrosa: Hála Yélla, Edgardo Cabezas

dedicado a Cristina Calderón y al pueblo yagan

La última mujer hablante yagan
camina hacia el final de los tiempos
va doliente y sonriente
escuchando una kiuáku y un tátapux buscando
el último pigmento
que pinte las mejillas de recuerdos
El hielo no la hiela
camina altiva
hacia su concluyente yexakísi
musitando candorosas
melodías melancólicas
del desnudo de sus abuelos
Las última mujer hablante yagan camina
con ušapéa
soñando el final de los tiempos en el
pasado fugitivo inolvidable de la
appárnix sobre el río
Su piel morena curtida por la soledad
no la abandona
su lengua escrita en un papel inmortal
será el memorial de sus ancestros
quienes hicieron un poema
del sur extremo
La última mujer hablante yagan divisa el final
tejiendo mápi
con sus propias manos arrugadas
y sus ojos húmedos de presencias
Su transitar
hacia el hif hacia el
síma
está entregado al tiempo
La última mujer hablante yagan
es un corazón palpitante
con su pelo negro encanecido
y millones de huellas ceremoniales
desapareciendo
en el espacio lento y presuroso
como la tăn y el pušáki
de su amante Tierra del Fuego abandonada
a Watauinéiwa

 

Glosario

Hála yélla: Adiós, los dejo
Kiuáku: gaviota
Tátapux: tordo
Yexakísi: primavera
Šapéa: coihue
Appárnix: estrella
Mápi: junco
Hif: aire Síma: agua Tăn: tierra
Pušaki: fuego
Watauinéiwa: el único y más antiguo, Dios

 

Tercera Mención Honrosa: Fractal Selknam, Carmen Grangier

Cada gota de agua es un mundo microscópico,
reproduciendo en levísima escala
lo que sucede en nuestro mundo
de sonidos y acordes.
La música de las aguas,
del hielo dejando de ser, guijarro congelado,
para ser hilillo, para ser cascada.
El sonido de la brisa a través
del pasto seco,
como un violín embelesado
por tan dulce música.
La ranita de Darwin
chapoteando en el rocío,
sobre una enorme hoja de pangal.
Las orugas suspendidas de sus hilos,
afinando las cuerdas
de esas magníficas violas “da gamba”,
que algún día tendrán alas.
Y aquellas palabras que pronunciaron
los antiguos habitantes,
de lo más austral del planeta,
en esos bosques de árboles inclinados
por el peso del viento y de la nieve,
para que pudieran elevar sus cantos al aire,
y corrientes los lanzaran a la estratósfera.
Es por eso que las pequeñas celdillas
de una gota de agua;
retuvieron esos bellos sonidos y voces
en su centro,
para que se guardaran puros,
y después de muchos años, pudiéramos
ser testigos del milagro de amor
de esa raza gentil,
que habitaba en la Patagonia,
cantando porque eran felices y
deseaban que sus descendientes
también lo fueran.
¡Ellos legaron su hermoso lenguaje
a la humanidad,
antes de perecer en manos inhumanas,
que obligaron a un pueblo a no existir,
en un feroz genocidio que condenó
a la raza selknam, a enmudecer!

 

Cuarta Mención Honrosa: Verbo Primordial, Alberto Yury

La vida sin mancha original y los niños sin pecado concebidos.
Los altares consagrados a la liturgia de la lluvia y de los cerros divinos.
En la delgada neblina danzando con el humo de los fogones
se elevaban cantos pidiendo indulgencia a la furia de los volcanes,
de los truenos y relámpagos.

Así era.

Hasta que un vendaval de ambición y furia fue desatado trayendo hierros y cruces a cada pueblo,
Las ramas de los árboles sagrados fueron cercenadas y sus raíces hundidas en la tierra quemada,
la crueldad estableció su señorío en el paisaje profanado: cuerpos desollados, carnes laceradas,
cabellos arrancados, orejas cortadas, multiplicadas las pupilas paralizadas en el horror.

El agua bautismal no pudo apagar los repetidos ecos del dolor

Una gruesa furia se ancló en las gargantas resonando hacia dentro,
las lenguas acalladas mudaron en lenguas de fuego.
Al abrigo de las sombras, al amparo del silencio, fue
la ciencia guardada y discretamente transmitida
hasta que las voces vuelvan para contar una historia interrumpida.

Que Sílaba por sílaba, palabra a palabra, se reconstruyan los sagrados versos
para volver a recitar las antiguas plegarias y las solemnes invocaciones.

Que el sol repita sus vueltas,
que las lluvias vuelvan para aplacar la sed de la tierra.
que la tierra vuelva a regalar los frutos a sus hijos hasta
el tiempo
en que las armas sean oxidadas y sean inútiles las amenazas, entonces, restituidas las palabras cercenadas,
rescatado el verbo extraviado,
volverá el lenguaje en clave de estrellas
para reconocernos de hermano a hermano

Así sea.

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2 Comentarios sobre “Ganadores del Segundo Concurso de Poesía PEN Club Chile. Tema: Indígenas.

  1. Muchas gracias a los que gustaron de mi poesía, gracias infinitas, que emoción estar en los ganadores y felicitaciones a mis colegas de las letras.
    Deseo para este 2021 que las musas se presenten y se adueñen de nosotros, de nuestro tiempo y de nuestro entorno….yo más que feliz, gracias a Dios por este don.

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