Compartir

Como siempre,
unta mis cabellos
con la tonalidad que prefieras.
Toma mi andrógina cintura
y llévame, en este nuevo día,
por  el rumbo que decidas.
Confío en ti,
sé que me amas.
Tu tacto, al tocarme,
me lo dice.
Venero y ansío el momento
en que con  color
me tiñes y luego,
con precisión, deslizas
mi húmeda cabeza
sobre diferentes lienzos,
soportes y relieves.

Te sigo sin titubear,
soy una extensión de ti
y me agrada serlo.
Tus manos ágiles
saben divinamente
qué hacer y cómo hacerlo.

Adoro el perfume de
cada matiz que me impregna.
Amo sentir
que nos vamos embriagando
con trementinas y diluyentes;
cómplices, en soledad,
solamente tú y yo,
dando vida a lo que  quieres.

Así minuto a minuto,
jornada tras jornada
tu pulso perfecto
me  conduce al instante exacto,
en que la creación se vuelve dicha.
Y en un sublime segundo,
ya no somos nosotros
sino la obra creada;
sincronía de luces,
veladuras, sombras y armonía.

Mi espíritu entonces,
da la bienvenida
a estas imágenes mágicas
que guiadas por tu esencia
y por tu entrega,
han arribado a este plano
en viaje directo
desde el vacío inteligente.
Y vestirán, a partir de  ahora,
a bendecidas superficies,
como ceñidos vestidos
diseñados con  tu sello,
con tu estilo,
tu arte y tu talento.
Y, con humildad te digo,
también llevan mi ilusión
mi danza y sentimientos,
junto con mi corazón de pincel
eternamente tuyo y dispuesto.

Compartir

2 Comentarios sobre “Corazón de pincel

Responder a Maria Alejandra Vidal Bracho Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *