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No puedo escribir poemas por encargo

pero si puedo encargarle mi corazón

a la fuerza de las gentes que sostienen la libertad por la calle,

aunque para sostenerla se les vaya la vida en ello.

Chile y su pañuelo al viento, las sartenes bailando cueca,

las voces abriendo calles, ganando memoria,

sembrando manos abiertas, abonando el sol de cada día

para que los carabineros no crean que el sol les pertenece,

para que las corporaciones no crean que el sol les pertenece,

para poder cosechar tormentas solares.

Chile es un quasar arrastrando al centro

los destellos luminosos que arrasan cantando

el toque de queda y desde dentro

va gestando un universo que quiere suyo

y con toda la humanidad,

gestando “los dos materiales que forman su canto

Y el canto nuestro que es el mismo canto

Y el canto de todes que es su propio canto”.

 

*Guadalupe Urbina, poeta de Costa Rica, de Guanacaste.

 

 

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