En la juventud de la vejez
caída, derrotada,
mutilada las manos
por mis manos
y las manos de los otros
recibo en mis muñones rotos
un libro de oro
don divino
que fecunda
sombra diamantina.
En la juventud de la vejez
caída, derrotada,
mutilada las manos
por mis manos
y las manos de los otros
recibo en mis muñones rotos
un libro de oro
don divino
que fecunda
sombra diamantina.