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Me gusta la palabra “paradigma”.  Me demoré años en darle un sentido concreto, siendo tan importante para entendernos a nosotros mismos y a los que nos rodea, y en estos tiempos de crisis mundial es de suma importancia para entenderla como raíz de nuestra incomodidad, a partir de la cual surgen otras emociones como la angustia, la frustración y la desorientación.

En términos simples, el paradigma es el contexto de todo, es el marco a partir del cual se enmarcan las teorías que tratan de explicar nuestras conductas y los hechos objetivos.   De acuerdo al diccionario, paradigma es la teoría o conjunto de teorías cuyo núcleo central se acepta sin cuestionar y que suministra la base y modelo para resolver problemas y avanzar en el conocimiento.

Desde la Revolución Francesa, el paradigma de la Humanidad ha sido la lucha entre izquierda y derecha para imponer una determinada forma de organizar la sociedad; antes de esos, durante los mil años de la Edad Media, fue la lucha entre la aristocracia y los plebeyos; y antes de eso, el intento de los poderes locales por constituirse en imperios, y aun antes la simple sobrevivencia.

Esas fueron las definiciones básicas por miles de años para la Humanidad, pero ahora resulta que todas nuestras debilidades sociales e individuales han quedado expuestas y fracturadas por un virus que solo se puede ver en el microscopio, y esa sola experiencia, que trae consigo el descalabro económico y evidencia lo mejor y lo peor del ser humano, es capaz de crear las condiciones para un nuevo paradigma.

Algunos creen que después de la crisis, la especie humana rectificará sus conductas y recuperará algunos valores que nunca debió extraviar, como el sentido de comunidad o la armonía con el medio ambiente; mientras otros piensan que volveremos a ser los mismos que éramos antes del Covid.

Es difícil afirmar cuál será la respuesta, pero sí se puede decir con certeza que no podremos seguir siendo iguales.   Probablemente, gran parte de la gente se olvidará de todo esto cuando pueda volver a salir a restaurantes, ir al cine y a abrazarse, pero hay que confiar en que los intelectuales sepan entender la magnitud de lo ocurrido en términos humanos y propongan soluciones para evitar o al menos aminorar los efectos de la próxima crisis a escala global.

Es tan simple como entender que la raza humana no es la dueña del universo, si apenas es capaz de vivir en armonía con su planeta; que somos tremendamente frágiles y mucho más retrasados en nuestro desarrollo que lo que pensábamos.  Hay un nuevo paradigma y es deber de todos entenderlo y adaptarnos a estas condiciones.

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2 Comentarios sobre “El Nuevo Paradigma

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