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Otro día internacional de la mujer y parece que desde la última conmemoración, las cosas no han cambiado demasiado. No lo suficiente como para que esa mitad del mundo pueda desarrollarse y ejercer sus derechos igual que la otra mitad.  La realidad es implacable: ningún país ha logrado la igualdad entre mujeres y hombres, ni entre niñas y niños.

Un año más en que algunos hablarán de lo innecesario de una conmemoración como esta, otros dirán que debería ser una celebración diaria y otros, entre chiste y revancha mezquina dirán que es necesario un día del hombre.

Sin embargo, resulta tristemente evidente que los hombres ganan más que las mujeres en iguales puestos, que la protección y empoderamiento de las niñas es insuficiente y está ausente de la mayoría de las políticas públicas, que constituyen una ínfima proporción de los directorios o comités ejecutivos de las empresas, que al mundo científico-tecnológico le faltan miradas de mujeres (solo el 30% de los investigador@s en el mundo son mujeres) y que las paridades son intenciones que el mundo político esquiva porque prefieren aferrarse a la tradición de un poderío varonil.

En el sistema medial, las mujeres están poco y mal representadas, La Campaña las Mujeres hacen la Noticia de UNESCO hizo un nuevo llamado para reforzar los compromisos por el cambio ¿será mucho pedir que al menos el 30 % de l@s entrevistad@s sean mujeres?  En el mundo de la ficción, las señales también hablan del desequilibrio: de las nueve películas que fueron candidatas al Oscar ninguna estaba dirigida por mujeres. De ahí que iniciativas como FEMCINE abren espacios de encuentro y validación.

“Igualdad para las mujeres: progreso para tod@s”, es el slogan de Naciones Unidas para este año y una invitación a asumirnos como parte de una red de relaciones en que necesitamos a los otr@s y crecemos junto a otr@s. Por lo tanto, si hijas, hermanas, amigas, madres, vecinas, comadres y colegas (y todas aquellas con las que no tenemos ningún vínculo directo) sufren o están limitadas en su desarrollo es algo que nos afecta a tod@s. Este camino hacia la igualdad es necesariamente un recorrido en conjunto de tod@s los hombres, mujeres, adolescentes, niñas y niños.

En ese propósito colectivo y este día de celebración quiero agradecer a algunas mujeres-niñas inspiradoras que nos permiten celebrar con orgullo y seguir sumando para un mundo mejor

Parto con Gabriela Mistral, profesora valiente que como primera ganadora del Premio Nobel de Literatura de América Latina dejó su legado mucho más allá que su imagen en los billetes en una poesía conmovedora. Esta fiesta toma fuerza con adolescentes como Malala Yusafazi, que sobrevivió a un intento de asesinato por haber defendido el derecho a la educación de las niñas pakistaníes, a quienes el régimen talibán prohíbe ir a clase en el valle del Swat. Desde Kenia, nos sonríe el legado de Wangari Maathai, quien no solo fue premio Nobel de la Paz y la creadora del movimiento cinturón verde, sino también plantando construyó junto a miles de mujeres una red de colaboración y defensa de la democracia. Entre sueños, se me aparece Lola Hoffman una mujer vanguardista defensora del amor libre que desde la fisiología pasó a la siquiatra junguiana trazando caminos de apertura para muchos, entre los que me incluyo. Cierro esta lista parcial y siempre subjetiva, con Mahani Teave, primera pianista de Rapa Nui, directora de la escuela de música y de las Artes de Rapa Nui  y una de las fundadoras del Centro de Desarrollo Rapa Nui Toki,  que junto a otros profesionales jóvenes están trabajando por potenciar todas la riquezas de la isla.

Si unimos nuestras fuerzas, implicaremos a toda la humanidad y si será una oportunidad para celebrar ¡Feliz día de la mujer!

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2 Comentarios sobre “De la Mistral a Malala

  1. Gracias Victoria por ser parte de esa red que inspira; me sumo a la necesidad de “una cultura uterina” que contenga, incluya, acepte, sin necesidad de imponerse o masculinizarse para lograr valoración, altos sueldos o aceptación.
    El dia de la mujer es una oportunidad más de ser lo que somos cada dia, las maestras no figuran en premios porque la sociedad machista necesita ganar, sin embargo cada mujer tiene esa sabiduría, la necesaria para no competir sino construir.

  2. Evidentemente hay urgencias que resolver en torno a atropellos salvajes a la dignidad, libertad, igualdad y derechos humanos de tantas mujeres en el mundo.
    Quizás, para entender mejor el problema, hay que retroceder en el tiempo, encontrar el momento en que la situación injusta y de dominio sobre lo femenino comienza a enraizarse y degenera en atrocidades como las que conocemos hoy, donde tal vez lo menos malo tiene que ver con la diferencias observables en lo laboral, por poner un ejemplo.
    Hay mucho que revolucionar en este mundo y algo de ese mucho es la situación femenina (probablemente una arista más de un problema mayor).
    Pero a lo que voy: alcanzar igualdad de género debe estar ligado a la recuperación de la misma mujer de lo que es su ser femenino, esa mirada necesaria para completar una cosmovisión, ir al pasado para recuperar herencias ancestrales y establecer cómo aquello sirve en el presente para hacer del mundo algo mejor. Es una tarea, una misión para la mujer, lo que implica que ello debe ser reconocido, aceptado y valorado por la mujer misma y especialmente por la otra parte de la humanidad. Parece una tarea titánica, reviste carácter revolucionario, utópico. Creo que es un gran tema que se me ha hecho evidente a partir de lo leído aquí: “De la Mistral a Malala”. Con justa razón urge la unión de la mujeres, desde la generosidad para un futuro verdaderamente esperanzador. Gracias Victoria.

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