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Stéphane Hessel lanzó Indignez-vous (Indignáos o Indígnense), un manifiesto ético de sólo 30 páginas, en octubre del 2010. En una semana se vendieron millones de ejemplares y rápidamente fue traducido a 23 idiomas. Eso bastó para que en diferentes países se alzaran las agrupaciones de los indignados, con sus reivindicaciones locales.  Estaba en retiro, cuando llegó el eco de estos movimientos, al conversar con griegos y españoles. Unos en una lucha contra  el uso abusivo de Grecia como barrera a la inmigración europea, y otros contra la contaminación agrícola por los cultivos transgénicos.

El principal llamado de Hessel es a construir sociedades basadas en principios y valores y su referencia es la Declaración Universal de Derechos Humanos.  Esa Declaración ha sido difundida desde su publicación, en 1948, y sin embargo, raramente tomada en cuenta. Recuerdo haber hecho una pequeña encuesta en la calle, para un video sobre Derechos Humanos, en la época de la dictadura, y la mayoría de las personas sólo afirmaba conocer el derecho a la vida.

En ésta actualización, él destaca las ideas de los derechos sociales, económicos y culturales: asegurar los medios de subsistencia para todos los ciudadanos, vejez digna para los trabajadores y justo reparto de la riqueza creada por ellos, interés general por sobre el interés particular, una prensa independiente de los poderes del dinero y de las influencias extranjeras, que los niños puedan beneficiarse de la mejor instrucción posible, sin discriminaciones, y otros.

En uno de los párrafos del manifiesto se lee: “si conoces a alguien que no los disfruta, compadézcanlo y ayúdenlo a conseguirlos”. Hessel convocó a las nuevas generaciones a tomar el relevo de estas banderas y, al parecer, ellas están respondiendo.  El punto de partida para todos son las situaciones que motivan llevar a cabo acciones ciudadanas no- violentas. Es claro que su llamado encuentra esa respuesta en un momento preciso; uno observa hambre y sed por llegar a establecer  sociedades humanas. Y durante demasiado tiempo hemos vivido la sensación de estar solos, sin poder y confinados al silencio.

Dice Jean Ziegler: la palabra indignación, elegida por Hessel, tiene un núcleo positivo: las personas se indignan cuando se atenta a la dignidad humana. Y a la de todos los seres vivos, agrego.

Sugiero ver dos videos: un reportaje sobre Hessel  producido por Televisión Española y una entrevista a Eduardo Galeano, realizada en la Plaza Cataluña, en Barcelona.

 

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