Compartir

Partimos de la base que la voz interna, que la creatividad, que el rugido del dragón propio, vive en alguna parte misteriosa del ser y que da cuenta y se conforma de aquellos aspectos intangibles que son parte de todo lo que está vivo y que tiene existencia en el universo. Como si el universo y yo, como si yo y todos, como si el universo y todos, compartiéramos una sustancia común y una conspiración común, un tejido y un misterio común. Me emocioné cuando descubrí que se supo, gracias al afán delirante de los astrónomos que se sumergen en las tierras del cielo ávidos de respuestas, que el polvo de estrellas, que la materia que constituye a las estrellas que laten a millones de años luz, incluso aquellas que no existen ya, es la misma de la que están compuestos nuestros huesos humanos.

Al final todo es lo mismo, o al menos todo es parte mío y yo soy parte de ese todo.  Hoy por hoy esto no es solo una realidad esotérica o mística, sino, también, una realidad científica.

Cuando miramos el espacio infinito a través de telescopios inmensos y nos sumergimos en los mares de galaxias en expansión, en los hoyos negros, en tormentas solares, planetas remotos, nos encontramos con imágenes idénticas a nuestros pulmones abriéndose y cerrándose en busca de la perpetuación de la vida, idénticas al torrente sanguíneo, al grupo de células que conforman nuestros huesos, idénticas al momento sutil de las hormonas variando estados y estaciones, al trabajo incansable de las enzimas, al instante de comunión milagrosa entre el ovulo y el espermio, al encuentro entre bacterias. El universo es mi cuerpo y mi cuerpo el universo. Mucho latido rápido de corazón y sensación de cobijo, pertenencia profunda, amparo.

Nuestra creatividad y la creatividad que respira en todo lo que está vivo  es esa porción que impulsa transformaciones y descubrimientos, ese pulso, ese torrente poderoso que nos puede conducir a la invención de mundos que nos permitan avanzar hacia algún lugar donde la belleza y el amor sean los verbos que habiliten la acción.

Toda la realidad es transformable en la medida que el ser humano expande su conciencia y desde ahí sus conocimientos, conectándose, preguntándose con la deliciosa curiosidad del niño y la niña,  informándose acuciosamente y desde ahí el salto, el arrojo, el atreverse a abandonar el lugar seguro, lanzarse al vacío, al precipicio en la certeza de encontrar lo original, lo verdadero que permitirá que el universo, que somos todos y todas y todo, siga su danza en espiral hacia la luz. Indispensable es salir de la conciencia ordinaria que nos deja atados a las rutas reconocidas y verdades ciegas, maestrías estancadas y permitir los estados alterados de conciencia en los que podemos tocar ese UNO que nos une y desde donde obtenemos información valiosa y profunda para el camino y desde donde toda la creación es posible.

Si no sacas tu voz única, sino saco mi voz única, si no sacamos nuestra voz única y coral, el universo se quedará sin ella. Nada más y nada menos.

Esa complicidad me emociona, me hermana y le da sentido a mi pequeña y humilde existencia, a mi quehacer, a lo que escribo, sueño, intento plasmar en imágenes teatrales en movimiento sobre el escenario, al empeño obsesivo de seguir adelante haciendo teatro a pesar de todos los signos de estos tiempos mercenarios. Le da sentido a la escritura y a la inhalación y exhalación de palabras arrojadas sobre el papel tras un propósito humano. Hay algo que late más allá y más adentro, algo de materia sutil y delicada, hilos que se tejen formando delicado tapiz.

Compartir

2 Comentarios sobre “El sentido de la creación

  1. Muchas gracias por su artículo, me hace sentir que somos algo más que grupos de átomos de carbono e hidrógeno. El Efecto Mariposa a nivel ontológico?…Gracias nuevamente.

  2. Hablas por mi Malucha, me interpretas plenamente. Hermosa analogía o más bien descripción del todo. Motivantes palabras para atreverse a algo… Gracias.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *