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Dejando de lado los accidentes de cualquier tipo, al parecer si lo somos o al menos eso pareciera cuando apreciemos como proliferan grandes Centros Privados de salud. Día a día aumentan su capacidad en infraestructura de manera casi abismante. Todos conocimos las clínicas de hace un par de décadas, lo que dista mucho a la actual capacidad hotelera construida.

Pese a no contar con el personal suficiente, al menos con experiencia administrativa, se han agregado todo tipo de exámenes y procedimientos capaces de entregar el servicio completo a quienes los visitan. Pese a existir una alta rotativa de quienes conforman los equipos de trabajo, cumplen con lo necesario exigido por este gran negocio, comparable sólo al retail y sistemas financieros.

Para nuestra tranquilidad creo que no somos una población más enferma, con excepción del tema mental, que silenciosamente avanza sin tener sistemas de prevención o preocupación; se involucran muchos factores que es mejor dejarlos pasar.

Para comprender este avance hay ciertos temas a considerar; llegamos a la consulta, previa hora solicitada a través de la página web o un call center. Lo primero es sacar el ticket del estacionamiento, obviamente concesionado y sin responsabilidad absoluta por los tiempos de atención. (Se exceptúan las hospitalizaciones).

Llegando a la consulta, en admisión debe confirmar su cita, cancelar y esperar; el tiempo del especialista es siempre más valioso que el suyo. Cuando logra ser llamado desde el lugar donde será atendido, es recibido coloquialmente por quien solucionará su problema de salud.

La conversación es breve, sólo saber el motivo de la consulta y anotar lo más relevante en su ficha clínica, así, es derivado a dos grandes áreas; imágenes y laboratorio, algo indispensable para determinar su dolencia. Lo solicitado, dependerá en su gran mayoría del tipo de cobertura que posea. Dichos exámenes deberán ser realizados en el mismo lugar, pues el profesional espera ello para entregarle el diagnóstico y tratamiento.

En cada servicio tendrá que esperar su turno. Por lo general es rápido; (no considerar si es hora de almuerzo, once, comida o cambio de turno, donde el tiempo es un tanto mayor).

De regreso a la consulta con todos los exámenes, (algunos de laboratorio pendientes para ser vistos posteriormente por la página web o retirados personalmente), una nueva espera. En una gran mayoría de los casos, la frase es común, afortunadamente no es nada para preocuparse. Viene la indicación clásica; analgésicos, antiinflamatorios, reposo por un par de días y si continúan las molestias, volver a consultar. Nos retiramos felices de haber dado solución a nuestra consulta, con bolsas de calidad que contienen varios tipos de exámenes, receta y ticket de estacionamiento. Ahora, directo a la Farmacia. Hemos dado una gran vuelta al círculo virtuoso que hace posible que sigan las ampliaciones de estos Centros de Salud. Mi duda, ¿Es la misma conducta en el Servicio Público?.

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