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Frente al debate ya instalado del diseño y uso del borde costero, apremiado por la expansión portuaria llamada T2 hay claramente dos posturas:

1 Por una parte, un destino de Valparaíso exclusivamente portuario con una necesidad urgente  de ampliar el puerto por parte del Estado de Chile para seguir siendo exitosos y competitivos a nivel mundial, conocida como la lógica puerto + puerto, que propone EPV.

2 Por otra, un destino de Valparaíso  marítimo  donde se comparta su actividad portuaria (fortaleciéndola) pero también potenciando  otras actividades económicas que contemple una ciudad con borde costero  y patrimonial que diversifique la economía,  potencie la identidad, donde el porteño sea el destinatario principal, como plantean distintos agrupaciones  sociales, según la lógica de ciudad + puerto.

Habría que preguntarse lo siguiente con respecto a nuestra ciudad:

1 ¿Valparaíso es una ciudad que tiene un puerto?
2 ¿Valparaíso es un puerto que tiene una ciudad?
3 ¿Valparaíso es  sólo un puerto?

Como ciudadano porteño lógicamente me quedo con la alternativa A. Para el Estado de Chile sin embargo la alternativa es la B. Y para la EPV es la alternativa C.

Toda ciudad debe tener  un desarrollo que contemple lo  social, lo urbano y lo económico. Las ciudades  puertos en el mundo que se han modernizado como Barcelona han privilegiado tener en su mar dos aguas: las aguas portuarias y las aguas de borde costero. Creemos que esa es la mejor solución para Valparaíso. Las aguas portuarias deben estar en los extremos de la bahía (Yolanda y/o San Mateo) y las aguas de borde costero al centro del anfiteatro (Muelle Prat  a Muelle Barón) las que deben por lo tanto ser entregadas  en una amplia costanera abierta a la comunidad. Las aguas portuarias producen  grandes ganancias pero estas van a parar  a los operadores o concesionarios  portuarios, a los sueldos de EPV y al Estado de Chile. Casi nada de esas riquezas retornan a Valparaíso. Las aguas de borde costero  también producen  dinero (y en Valparaíso cada vez serán más), es decir no son sólo lugares de esparcimientos sino parte fundamental de un desarrollo urbano integrado de la ciudad, pero la diferencia es que estos dineros  van directamente a los habitantes y a la  revaloración de la ciudad y sus barrios (hoy arruinados), sin pasar por el Estado ni los licitadores portuarios.

Viña, Reñaca y Concón viven de estas aguas de borde costero porque sus bordes costeros están abiertos a la comunidad. La economía de ellos se basan en su mar y tienen un mejor pasar económico y social que Valparaíso. Por otro lado Chile, a través de sus puertos, mueve millones de toneladas de containers, sin embargo los puertos son las ciudades más pobres de Chile. Por lo tanto, para el presente y futuro en lo social, urbano y económico es mejor para Valparaíso y sus habitantes compartir ambas posibilidades que ser solamente puerto.

Tal como dice nuestro premio nacional de arquitectura, el porteño Víctor Gubbins y justamente respecto de mi anterior artículo Y llegó a Valparaíso el trasatlántico del círculo vicioso de Chile: “lo lógico es que el puerto crezca hacia el borde costero y ciudad inhabitada, eso significa hacia Torpederas donde lo construido está en altura y el puerto no lo afecta, y donde se encuentra el acceso ya construido al puerto y el área de antepuerto ya constituida. Es un descriterio siquiera pensar que la ampliación debe ser hacia el área construida, pensando que en el siglo XXII pueda llegar a la costa de Viña del Mar. Espero que el Gobierno de un golpe de timón y revise lo que se esta haciendo para no cometer una insensatez más en contra de Valparaíso, si no quiere que ocurra lo que esta pasando con las ciudades y pueblos afectados por las faenas mineras”.

Los porteños nos sentimos orgullosos de ser puerto pero debemos entender que Valparaíso NO tiene puerto. El verdadero dueño del puerto es una empresa que se llama justamente Puerto Valparaíso (un nombre por supuesto nada de casual que apunta al inconsciente colectivo del porteño) -también conocida como EPV- creada en 1997 por el Estado de Chile. EPV sí tiene puerto y todos los días nos recuerda que Valparaíso sólo llega hasta la Av. Errázuriz y para hacerlo más visual todavía ya vemos como aparecen alambres de púas en nuestro borde costero transformándolo en un territorio inexpugnable: el jardín del gigante egoísta.  EPV no se trata de una administradora de nuestro mar sino realmente una verdadera usurpadora de nuestra  máxima riqueza en tanto que no deja prácticamente nada de sus ganancias en nuestra ciudad y además su plan maestro tiene cero urbanismo con la ciudad y cero respeto con su habitante. ¿Da trabajo?, sí  da trabajo. Nuestra postura es que ese mismo trabajo lo puede dar si el puerto se diseña en los extremos de la bahía.  EPV es  la fórmula que el Estado de Chile (y tras ellos los grupos económicos que los permean) ha inventado simplemente para piratear a Valparaíso  su gran riqueza económica: el mar.

EPV por su parte, en todos sus años de existencia, lo único que ha hecho de urbano es sacar los camiones de la ciudad por el túnel de acceso al Camino de la Pólvora. Era su obligación por un lado, por otro lado hacía más expedito el tránsito de sus camiones.  Aunque sea por carambolas el hecho de tener un sentido urbano  ya fue un gran alivio para la ciudad de Valparaíso. Se lo agradecemos. Su Plan maestro sin embargo contempla un borde portuario entre Caleta El Membrillo y Caleta Portales  con 2 ventanas de acceso al  mar para los ciudadanos: el muelle Prat y el mall Barón (licitado al mundo del retail, también de Stgo). Cuando hablamos de ventanas, estamos hablando de muros.  Todo el trabajo de EPV en realidad ha estado centrado solo en el centro del anfiteatro, (T2, Terminal de Cruceros y mall Barón) precisamente en las aguas de borde costero que podría tener Valparaíso para recuperar en forma autónoma su economía local. ¿Por qué? Porque es lo más fácil, lo más económico, lo más rápido. De emprendimiento y capacidad de gestión de puertos EPV es casi un cero al a izquierda. Que las aguas portuarias no dejen platas para la ciudad empeora más aun su gestión.

Con este diseño Valparaíso será la única ciudad junto al mar (incluyendo a los otros puertos de Chile) que no tendrá  un acceso amplio y abierto a su borde costero. Seremos el patio trasero de un acopio de containers sepultando más aun las posibilidades de tener un repunte económico, social y urbano.

Es decir EPV ha tenido un pésima administración pues ni siquiera ha sido capaz de realizar un puerto ya  que no cuenta con nada  real en tanto a la concreción de un puerto grande y competitivo por la sencilla razón de que no hay nuevos molos que den aguas abrigadas, que es a fin de cuentas lo más importante. En 18 años de gestión sólo los ha dibujado. Lo único que ha hecho EPV  hasta ahora es licitar el terminal 1 a TPS (que en términos de carga y descarga ha sido eficiente)  y licitar ahora T2 y un mall en el peor lugar de la bahía y lo ha hecho a espaldas de la ciudad, de sus habitantes  y en contra de la única posibilidad de Valparaíso de tener una economía  propia que no dependa de las antojadizas platas que el estado chileno  suele mezquindar a las regiones de nuestro país y que ha llevado a EPV que el puerto no tribute en nuestra ciudad. Y lo peor de todo es que su diseño de borde exclusivo para actividad portuaria implica un diseño urbano de la ciudad para los próximos 100 años. Un diseño que ya va atrasado en 30 años y en dirección contraria  al camino elegido por  otras ciudades puertos del mundo que  sí se han modernizado, compartiendo roles de puertos duros con ciudades que disfrutan su mar, diversificando y ampliando sus economías  en intima relación con los cambios del mundo moderno  y contemporáneo.

Que el Estado de Chile esté apurado (atrasado) en tener  ya un puerto competitivo es  culpa de su mala  eficiencia en la empresa EPV que ellos mismo inventaron. No es culpa de Valparaíso y Valparaíso no tiene porqué aceptar diseños que la harán aún más pobre y trágica. Valparaíso y su actividad portuaria le ha dado millones y millones de dólares al mundo portuario que Chile necesita  y en los próximos 100 años  se los seguirá dando. Es por lo tanto obligación del Estado de Chile generar recursos importantes para que en Valparaíso se hagan ya puertos realmente competitivos, con aguas abrigadas por nuevos molos  y bien diseñados y  bien ubicados , en armonía con la ciudad que lo cobija y con sus habitantes.

Un Valparaíso con vocación marítima es la mejor manera que tiene Chile para comunicarse con el mundo a través de la cultura, pero  primero y más urgente es sentarse a dialogar las fuerzas vivas de la ciudad con EPV y el Estado de Chile para buscar  un diseño de la ciudad puerto con y junto  a los porteños en beneficio de Valparaíso, de todo Chile, del bien común y de la dignidad de sus habitantes.

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