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Producto de nuestra falta de conocimiento y  proximidad, respecto a la naturaleza, hemos llegado a esta crisis sanitaria. Pero como decía Albert Einstein, las crisis son oportunidades de cambio, quien no cambia demuestra quedar superado por las circunstancias en lugar de trascenderlas y aceptar lo que hay que corregir para seguir avanzando, conforme a la naturaleza y sus ciclos, en lo que se refiere al contexto de esta pandemia.

No podemos seguir alimentando un sistema que nos ha demostrado lo frágil y vulnerables que podemos ser, cuando no ponemos la salud al centro de nuestras prioridades. Salud es un concepto amplio que abarca la relación entre cuerpo, mente y entorno a nivel macro. Si no somos conscientes de las relaciones de interdependencia que hacen posible nuestra existencia, estaremos destinados al fracaso como especie.

Para introducirnos un poco más al tema, debemos entender primero qué es la zoonosis. 

 

Zoonosis se refiere a  cualquier enfermedad o infección transmisible desde animales a humanos. Es clasificada así por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) “Zoonosis y enfermedades transmisibles comunes al hombre y los animales”

Hay una gran cantidad de zoonosis conocidas en la literatura como las producidas por bacterias, parásitos, virus y otros agentes patógenos, en particular el conocido Covid-19 .

Como consecuencia de la globalización, varios de ellos se transmiten ampliamente por el mundo, ocasionando problemas en la salud pública  y un alto costo económico para los sistemas sanitarios.

Alguno de los factores por los cuales aumenta la propagación son: industrias de explotación animal, aumento de la población y migración tanto de animales como de humanos.

Este conjunto de características hacen que sea un tema de preocupación mundial indispensable, debiendo ser  prioridad global poder controlar los factores de riesgo tal como la explotación indiscriminada de los diversos ecosistemas detonantes de estos efectos. Se requiere de investigación en terreno y de conocimiento científico específico para prevenir los efectos descontrolados de contagio en la población y/o prevenir la zoonosis en sí.

 

Sabemos, por consenso científico, que la destrucción desmesurada de los diversos ecosistemas y sus hábitats naturales, a causa del crecimiento de ciertos sectores industriales (con insuficiente o nula participación por parte entidades que velen exhaustivamente por la regulación de los diversos ecosistemas) aumenta las probabilidades de estar en contacto con especies nativas dentro de sus propios hábitats que poseen microorganismos específicos frente a los cuales podemos ser vulnerables. 

También el comercio de mascotas exóticas (en el cual  están involucrados  negocios de grandes ganancias económicas) provoca un aumento en las probabilidades de que ocurra una zoonosis, así como el consumo de fauna nativa que muchas veces favorece el contagio con microorganismos, a los cuales no estamos acostumbrados como especie.

 

Algunos ejemplos de zoonosis son las ocurridas en el continente asiático con diferentes tipos de coronavirus provenientes de murciélagos (puede que  esto ocurra como activación del sistema de defensa de la especie sobre-explotada, en vista de su caza indiscriminada).

Otro ejemplo es la rabia que afecta a todos los mamíferos, domésticos y silvestres (transmisible a los humanos por mordeduras y lameduras de mucosa o piel lesionada), la tuberculosis bovina (enfermedad bacteriana, que afecta el sistema respiratorio y digestivo), la influenza aviar, producida por el virus influenza tipo A, cuyo reservorio principal son las aves migratorias, entre otras, sólo por mencionar algunos tipos de zoonosis.

 

 Esta pandemia nos demuestra la fragilidad que enfrenta el ser humano cuando no se tiene una visión sistémica de las interacciones de nuestro medio ambiente (sin considerar la poca preparación sanitaria en la que nos encontramos como país, con un sistema de salud público generalmente colapsado). Al no reconocer la naturaleza interdependiente de los fenómenos, nos comportamos como depredadores sin mesura. No podemos existir sin la red de interacciones de la cual formamos parte. Dependemos del aire, de la Tierra, del agua, del trabajo de los demás individuos en distintos niveles y a distintas escalas. Comportarnos de forma desconectada de nuestro entorno es muy similar a lo que ocurre en un organismo con cáncer, puesto que las  células afectadas pierden conexión con el resto, de manera que se reproducen sin regulación, al perder “comunicación” con el tejido del cual forman parte.

Esta es una buena metáfora para entender lo que nos está sucediendo actualmente con esta pandemia: Una crisis sistémica, originada justamente por no tener una visión  de la interdependencia de los diversos ecosistemas.  La buena noticia es que es muy razonable entender por qué hemos llegado a este punto, lo cual nos da la pauta para no seguir repitiendo este modelo de explotación, debemos considerar estudios serios y actuar con respeto respecto a todo ser vivo. No podemos seguir explotando ecosistemas sin tener una visión integral y sistémica.  No estamos separados de nuestro medioambiente, somos parte de él, afectándonos mutuamente.

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2 Comentarios sobre “Coronavirus, una consecuencia de la destrucción de hábitats naturales y Zoonosis.

  1. Estoy muy de acuerdo con lo que se plantea. El problema que veo es que se requieriría de cambios en la educación, desde la infancia, lo que toma tiempo. Ojalá que alcancemos antes de terminar con muchas especies, incluida la nuestra finalmente.

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