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El 16 de abril de este año 2015 más de 180.000 jóvenes marcharon por las avenidas de Santiago por una educación pública y contra la corrupción. Otros miles lo hicieron por Chile entero. Fue como ya ha se ha hecho buena costumbre, la generación de los hijos y nietos de los del 60’, 70’, y 80’, respectivamente,  que salió a la calle y a la vez sacó del encierro a millones. En dicho acto Valentina Saavedra Presidenta de la FECH planteó entre otras interesantes ideas, dos cuestiones que me parecieron fundamentales.

Lo primero, un diagnóstico del estado actual de cosas, una mirada sobre la indignación reinante y una propuesta que no por simple en su expresión, carece de tremenda profundidad: “Son décadas de historia en que hemos visto que las decisiones en nuestro país se resuelven muy lejos de la sociedad, excluyendo el sentir de las mayorías y privilegiando los intereses de unos pocos.  (…) Ante esto hay quienes dicen que la solución es que se vayan todos. Quienes hemos marchado los últimos años para que nuestras vidas no le pertenezcan al mercado, para recuperar nuestros derechos y porque la política vuelva a ser para y con la sociedad, ¡queremos que entren todos! (…) La falta de confianza que vemos hacia la política no se va a resolver con un acuerdo por arriba entre los mismos que han construido este sistema. Sino que lo hará en la medida en que la sociedad sea parte de las definiciones de los cambios y que la política vuelva a representar a las mayorías”

Lo segundo y como vocación de una juventud que valora la democracia como modo de convivencia, pero otra democracia, nueva y verdadera y no meramente formal Valentina expresa con gran decisión: “Estamos convencidos que Chile merece más, que Chile confía en la democracia, y que no nos conformaremos con una democracia en donde unos pocos se enriquecen con nuestros derechos mientras deciden sobre nuestras vidas. Estamos convencidos de que es posible otra democracia y un Chile distinto, donde la vida nos vuelva a pertenecer.”

Movilización estudiantil Fotografía de Mariluz Soto
Movilización estudiantil Fotografía de Mariluz Soto

Y ciertamente desde esta mirada de Valentina y de la actual generación, se nos abre a muchos y muchas una perspectiva que se ha ido forjando callada y no tan callada en la cotidianidad de los chilenos y chilenas. Porque todo sistema, institución u organización en crisis, nos muestra que esta se incuba cuando no se es capaz de mirar al otro. En política antigua se hablaba de “entrismo”, es decir de una cultura de secta en que los participantes de un partido realizan casi un solo tipo de conversaciones, especialmente siempre referidas a sí mismos y al desarrollo y crecimiento de sí mismos, creyendo firmemente que su visión del mundo es la más correcta y que hay que convencer al resto con un  mensaje revelador del verdadero camino. Por una parte son las autoritarias vanguardias iluminadas, pero por otra y sobretodo la política del encierro, que en su mismo ejercicio se niega cognitivamente a ver las ideas y prácticas del otro.

Porque más allá del olvido de aquellos de cualquier tendencia, de que los partidos políticos o las organizaciones e instituciones están “para servir a los demás y no para servirse de los demás”, hay acá un incapacidad significativa de las elites políticas de ver en las comunidades, en la sociedad civil, prácticas eficientes y eficaces de solución de problemas y de transformación de su propias vidas. Ejemplos hay muchos, donde esta sociedad civil sabe más y mejor que ciertos tecnócratas o políticos encerrados. Parafraseando a Mauricio Tolosa en una reflexión de su libro “El desplome de las pirámides”: No contemplar a las comunidades como constitución de culturas, prácticas y creencias, transforma la realización de cualquier proyecto o modelo en un proceso forzado de adaptación de las personas a los sistemas y no como efectivamente debe ser como camino de co-creación donde los sistemas se adaptan a las necesidades y prácticas de la comunidad. Así, “frente a problemas complejos, es necesario articular espacios de convivencia donde tengan cabida las diferentes comunidades y se escuchen diversas opiniones y propuestas técnicas, emocionales y culturales sobre cada tema. Pretender gobernar, construir proyectos, hacer empresas o entregar servicios emitiendo “mensajes” y esperando “obediencia o aplausos”, refleja una ceguera cognitiva que conduce directo al fracaso”.

Diversidad ciudadana Fotografía de Mauricio Tolosa
Diversidad ciudadana Fotografía de Mauricio Tolosa

Al respecto Enrico Berlinguer, secretario general del partido comunista italiano planteó una cuestión central,  y ya  hace casi 40 años: “Hemos luchado siempre y seguimos luchando por el progreso y la expansión de la vida cultural, pero en nuestra actividad hemos de evitar siempre las intervenciones que pueden minar, siquiera en medida mínima, la autonomía de la investigación teórica, de las actividades culturales, de la creación artística, pues éstas no tienen como condición vital de desarrollo la obediencia a un partido, a un Estado o a una ideología, sino la posibilidad de desplegarse en la libertad y el espíritu crítico más absolutos. (…) Ni los partidos ni el Estado han de exigir obediencias, imponer concepciones del mundo ni limitar en modo alguno las libertades intelectuales.”

Subyace en esta alocución, una idea reveladora y que se anticipó a los tiempos del derrumbe de las pirámides, que un modelo o una propuesta de mejoramiento de la vida debe contemplar siempre las energías libremente desplegadas de los actores comunitarios y sociales, y es la misma idea que Valentina Saavedra levanta certeramente en su discurso:  “Que la sociedad sea parte activa de las definiciones de los cambios”, agrego, desde sus ideas y prácticas y que es posible otra democracia y un país distinto, “donde tengan cabida las diferentes comunidades y se escuchen diversas opiniones y propuestas técnicas, emocionales y culturales sobre cada tema” y sobre el Chile que queremos. Para dirigir democráticamente, es necesario siempre combatir las propias cegueras y estas se disuelven cuando salimos del encierro y vemos las emociones, prácticas e ideas de todos los demás y no sólo las nuestras o de nuestros adeptos. “Sólo así será posible que la vida nos vuelva a pertenecer!” Solo así será posible cambiar la vida!

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