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Hace poco vi un documental sobre el desastre en Japón, era impresionante ver la diferencia cultural que tenemos con ellos y el carácter que parecieran tener los asiáticos. Es tan diferente la visión que ellos tienen de la vida -y la muerte- no sólo desde sus prioridades y religión, también en la aceptación que tienen de las circunstancias y los hechos de esta vida.

Al final del documental hablaba un habitante y decía “espero que los japoneses mantengamos la capacidad de apoyarnos en el desastre, de sentir compasión por el prójimo” qué frase más decidora para este siglo donde es tan poco valorado lo que el otro siente por sobre lo que uno vive.

En griego, la palabra compasión significa “sufrir juntos”, tan mal entendida en occidente como “lástima hacia el que sufre” según la RAE.

Es un sentimiento intenso y poderoso que revela el carácter íntimo entre personas acerca del dolor de otro y nos acerca profundamente como seres humanos en los momentos más difíciles.

El egoísmo muchas veces supera la compasión y daña las relaciones humanas. Cuando dejamos de ver al otro en su totalidad, dejamos de ser concientes de su capacidad de amar y nos herimos con actitudes y actos de violencia. Egoísmo y compasión son inversamente proporcionales.

La vida agitada y exitista en que vivimos nos aleja de lo esencial en la convivencia humana y de la vida en comunidad (como unidad), esto me lleva a reflexionar acerca de la importancia de establecer el bien común, descubrir nuestra identificación con el otro desde su aceptación como sistemas vivos y sensibles y perderle el miedo a compadecernos y trabajar cooperativamente por valores ajenos a los paradigmas que nos dividen como la religión y política, es decir, encontrar aquella necesidad que es intrínseca en el ser humano y construir desde las diferentes ideologías una base para convivir en armonía.

Necesitamos replantearnos como sociedad y como habitantes de un planeta que cambia y se des-estructura, pues todo lo rígido termina quebrándose, la simbiosis natural de la vida nos modela y construye.

Lo fundamental para lograr esto es hacernos cargo de una nueva forma de ver la convivencia humana desde el respeto compasivo, para esto es necesario educar a nuestros niños entregándoles herramientas socio-emocionales de confianza y ejemplos de colaboración y consenso. Eso es labor de nosotros los adultos y la autonomía responsable que podemos dejarle a nuestros hijos.

Si no somos capaces de establecer aquellos acuerdos, creo que será imposible renovarnos como sociedad y la eterna lucha polarizada reinará en su caos y la negación de nuestra naturaleza humana.

En twitter @caropaz_

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4 Comentarios sobre “Compasión en tiempos de oscuridad

  1. Es primera vez que plantea la compasión como algo distinto de la lástima. Realmente valoro la capacidad que tienen algunas personas de poder compartir los sentimientos de otro de tal manera de hacerlos suyos, sobre todo pensando en lo complejo que es cada persona y lo difícil que es empatizar en un mundo que tiene tan arraigado el egoísmo. Me guardo el beneficio de la duda sobre si esa compasión (no lástima) es o no es el “camino correcto” (si es que hubiera que escoger uno), pero lo que sí no pongo en duda, es que hace de este mundo un lugar más agradable para vivir.
    Sigue escribiendo!

    1. ¡Muchas gracias por el comentario! Sin duda no existe sólo un camino para mejorar la convivencia humana, pero si lográramos equilibrar la balanza entre egoísmo y compasión, creo que la vida nos mejoraría enormemente.
      ¡un abrazo!

  2. La capacidad de aceptación/asimilación de algunas circunstancias y de la vida en si misma ayudan mucho a calmar los “demonios” internos. Pensar y analizar lo que ocurre antes de actuar (algo que actualmente pocos hacen)

    Creo que la gente a olvidado la magia que existe cuando nos unimos, cuando sumamos nuestra energía por un bien para todos y no solo el propio. Mejor aun cuando aprendemos a hacer que el bien de otros sea también el nuestro.

    Eso de seguir pensando que somos grupos aislados en donde todos somos distintos, luchando por imponer nuestras verdades a otros me resulta tan infantil y básico.

    Es tarea de todos hoy, ahora! “resetear” nuestros prejuicios, nuestros malos hábitos como sociedad y comenzar a cambiar la forma en que estamos ACOSTUMBRADOS a vivir.
    Da lo mismo quien, como o de que forma llegamos a ser esta sociedad enferma, lo único importante si de verdad queremos cambiar las cosas, debería ser comprometernos con volver a tener conciencia universal y no individual, vivir en un ambiente de respeto por todo lo que nos rodea, animales, arboles, insectos y nosotros mismos… pero esta es la parte que a todos les cuesta, dejar de estar comprometidos solo con ellos mismos y empezar a comprometerse por el bien de todos.

    A mi modo de ver las cosas, estamos a una “simple” decisión (que como toda decisión tiene un precio) de cambiar todo! 😀

    Sorry lo extenso pero el tema me apasiona!
    saludos y gracias por la reflexión 😉

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