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Hoy vivimos en otra ciudad de Santiago y en otros barrios y, felizmente, también en muchas ciudades del país.

De la muchedumbre congregada frente al comando de Josefa Errázuriz, surgieron muchas consignas de triunfo. Una de ellas, “Dueñas de casa, al poder”, fue coreada por hombres y mujeres, entre risas. Con sentido del humor, los asistentes respondían a ese exabrupto del alcalde vencido que, durante su campaña, dijo despreciativamente que él, ingeniero, era superior a Josefa, dueña de casa. Dicen que salieron a manifestar muchas mujeres con delantal y escobas.

Fue una  experiencia de gozo recobrada el estar nuevamente en las calles, con banderas desplegadas, instrumentos de música improvisados, familias con sus abuelos y sus niños. La alegría inundó las calles; no el odio, como afirmó Labbé en su discurso agresivo. Si hubiera estado allí, habría visto, por ejemplo, a una mujer joven enarbolando un cartel con letras pintadas, que confeccionó su hija pequeña, para que su mamá lo llevara a la celebración.

La nueva alcaldesa invitó a todos a la plaza, frente a la alcaldía. Una toma del poder simbólica y festiva. Los participantes se desplegaron por varias calles para llegar al lugar y así se propagó aún más el festejo. En la plaza había bailes, cantos, abrazos y también todos intercambiando noticias y comentando el triunfo de Carolina Tohá, en Santiago, y el de Maya Fernández, en Ñuñoa. Tres mujeres, que nos devolvieron la paz y la esperanza.

Este, sin lugar a dudas, es un triunfo de la ciudadanía y la consecuencia de una nueva forma de liderazgo. Josefa convocó a las organizaciones sociales para ir construyendo colectivamente su propuesta municipal y se formularon más de cien medidas de aspiración colectiva. También fue capaz de sumar fuerzas, propiciando unas primarias donde compitió con hombres de partidos políticos, y ganó.

Estas elecciones municipales son una lección de futuro. Los “ciudadanos y ciudadanas al poder”, han expresado que quieren elegir  líderes que representen la virtud y el sentido de servicio público.  Y no más estar obligados a votar por un candidato  “menos malo”.

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