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Flores que se esparcen
al compás voluntarioso
de los días.
Un quizás de flor,
laberinto de pétalos.
Paisaje de exaltación florida
sobre cenizas de guerras.
Flores de los abecedarios sagrados.
Hortensias que dan la bienvenida.
Geranios que sonríen.
 
Notables racimos de azaleas
dispuestas a bendecir.
 
El rito de las flores sepulcrales
velando ángeles etéreos
sacudidos por el polvo de la muerte.
 
Flores de agua
insistentemente líquidas,
juncos floridos,
campánulas verdes,
violetas humildes.
 
Equilibrio flotante de claveles,
templanza de los tilos.
Bugambilias juguetonas
enredadas en las piernas
del nogal sagrado.
 
Viejo nogal.
 
¡Recoge las ofrendas sorprendidas!
 
Las lilas se visten de poema.
Esperan,las orquídeas desnudas
la canción de los fríos tulipanes
somnolientos.
 
Rosas silenciosas como el surco
ardiente de una herida.
Para el perdón, lavandas.
Radiantes milagros de jazmín.
Limpias madreselvas.
Besos desde el celeste temblor
del romero.
Fuerte esperanza de las hiedras.
 
Vivimos floreciendo.
 
Trémulas verdades lanzadas
en el fecundo palabreo
de las sabias semillas.
Cedrón de la abundancia.
Amado abuelo vegetal.
Mansos claveles pálidos,
atentas calas.
Nomeolvides.
 
La flor de la frutilla se resume
en el dulzor de una lengua
innombrable.
 
El sol saluda nuestro abrazo
Somos el diamante entre los dedos
hacedores de la vida.

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