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A propósito de confianzas y representaciones perdidas,

a propósito de cantos,

de mariposas con ojos en las alas llenando Alamedas,

de colegios, universidades con sus bancosesculturasen las rejas altas, con sus palabras en carteles como oraciones arrojadas a los vientos de la patria,

de tejidos elaborados a tientas, imperfectos como toda obra humana,

a propósito de esperanzas.

(Muchos tenemos miedo de volver a soñar

a veces

tenemos miedo

pero soñamos fuerte y despacito.

Conocemos el rostro del que está al otro lado del espejo.

Del que mira por ventanas el paso certero y melodioso de la gente en las calles y saca sus conclusiones, calcula y luego esgrime amenazas solapadas.

Bandadas de pájaros habitan nuestros corazones golpeados de viejos luchadores que, un día, miramos de frente el infierno.

No hemos olvidado, aunque quisimos.

Hubo traiciones certeras, feroces. No las vimos en su momento. Después, pasmados, observamos desfilar el presente queriendo genuinamente creer, dando la oportunidad, cuidando, apostando porque pensábamos que a la vuelta de la esquina estaban los cambios por los que con tanto ahínco luchamos bajo banderas hechas jirones, pobres pero limpias. Que iba a ser de a poco, pero iba a ser.

Que, me duele nombrarlo,

me duele,

nuestros representantes, nos representarían, representarían el gran movimiento que produjo transformaciones y arco iris.

Era cuestión de tiempo, nos decíamos.

Esos cambios no llegaron y a cambio nos fuimos llenando de objetos, de cosas que parecían y podían ser,

que se acercaban en parcelas.

Nos llenamos de espejismos deslumbradores como nuestros antiguos,

de espejitos, cuentas de vidrio, collares de acrílico, plasmas, dinero plástico, ropas de Bali, Francia, Madrid, Vietnam, Estambul, India, riqueza cosmética, aterciopelada y suma y sigue.

Nos encandilamos.

Creímos sin creer que así construíamos países, naciones. )

¿Y ahora?

¿Hoy por hoy, qué tendría que ocurrir para establecer un acuerdo entre tú y yo? ¿Cómo podríamos mirarnos con confianza, con una confianza que, en realidad, no ha existido nunca? La historia, la larga historia pesa, claro que pesa.

Pesa sí,

pesa no,

mientras  la inmensa bandera chilla frente a la Casa de Moneda, como testimonio de complicidades perversas. Si uno pasa en la noche, justo antes de que despunte el alba, de sus pliegues tricolores, sale el olor a las bombas que nos partieron la vida por la mitad. Los jóvenes no lo saben, no lo vivieron,  no lo vieron con sus huesos y sus médulas, pero también  a ellos les partió el futuro. El futuro se torció.

¿Cómo podría mirarte a los ojos y no ver al fondo de tus pupilas, los caballos briosos entrando por las plazas con lanzas golpeándonos a tod@s l@s que corríamos desarmad@s?

¿Cómo podríamos no volver a sentir, laboriosa, la actividad disciplinada de la picana en mi vagina, ano, pene, lengua, partes del cuerpo que fueron puestos para el placer y la vida y terminaron mutilados por tu mano certera?

¿Cómo podríamos no ver el corvo que nos degolló mientras un Roberto viejo cantaba por su hijo que yacía junto a los Guerreros y Natinos en una zanja de la tierra de Chile,

ver el fuego que nos quemó la piel de jóvenes Qintanas y Rodrigos,

los miles de fusiles que nos abrieron huecos en el cuerpo de los que caímos en Iquique, Valparaíso, San Antonio y toda la vasta geografía nacional y planetaria.

Tu mano se ha apretado en las gargantas de tod@s l@s nosotr@s@s esparcid@s por la Tierra.

¿Cómo podríamos no verte, enloquecido de codicia, comprando agua, oro, plata, petróleo, salmones, cobre, mentes, sensibilidades, mientras nosotr@s estamos cada vez más lejos de un mundo que nos cobije, ampare. Mis hijos condenados a ser los pungas, los patipelados de la tierra con distintas pieles y rasgos, un montón de nada para nadie. Un montón de seres raquíticos, de seres con los que se experimenta por mandato de alguna transnacional coludida con gobiernos que elabora medicamentos, vacunas que se venderán caros.

(Una masa indeterminada viaja entre tú y yo. Crece y decrece haciendo parecer que el chorreo funciona mis herman@s.)

¿Cómo podríamos no ver en la cuenca de tus manos húmedas, los miles de cadáveres raquíticos, amontonados, huesos rescatados de hornos que humearon dejando el espacio invadido por el olor penetrante a la carne chamuscada, lámparas, carteras, cinturones hechos con mi piel que un día sintió las caricias que trajeron niños y niñas a esta tierra?

¿Cómo podríamos no ver tu pluma de oro, redactando contratos, constituciones, leyes, decretos que finalmente me lo quitan todo, me estrujan, perpetúan mi exilio de  lo que llamo vida, amor, justicia, humanidad?

¿Y tú, pequeño gran adversario, cómo podrías no verme piojos@, ignorante, mano de obra barata que necesitas para tus fines específicos y pensados y con quien tienes que lidiar y no entiende tu plan maestro para la humanidad?

¿Como podrías no verme como parte del ejercito de pedigüeñ@s que invaden con sus olores tus ciudades, tu cultura, tu raza que se defiende como gato de espaldas, pero te necesita para limpiar tus cloacas?

¿Cómo podrías no verme escandalos@, atrevid@, insolente, pidiendo cosas que alteran el orden, tus buenas costumbres, tú moral?

¿Cómo podrías no verme como un ser agazapado que siempre quiere quitarte algo, arrebatarte de un zarpazo peligroso, la porción de la torta que no quieres soltar y que la sientes propia y que la compraste cara por los siglos de los siglos? (En las noches tienes pesadillas y por sus rendijas entran los menesterosos a quedarse con lo tuyo, a impedirte crecer, a ensuciar tus playas con cáscaras mordidas y música fuerte en los equipos que tu les vendiste caro. Entran con sus olores a laurel, cardamomo, comino, merquén, cúrcuma y otras rarezas. Los miserables entran en cantidades que tus boys no podrían controlar, Vienes a impedir tu caminar por el cemento airoso, triunfante, limpio, inmaculado?

¿Cómo podrías no vernos como extremistas peligrosos, anarquistas fieros, asesinos, miserables que quieren recuperar sus tierras que hoy son tuyas,

impedir tus plantas nucleares,

impedir tus megaproyectos que destruyen la tierra,

pelear por las semillas que compraste,

parar la producción de híbridos entre escorpión y manzanas, extremistas amargados que huevean e hinchan tus pelotas cuidadas,

que no entienden de economía, de futuro, de índices perfectos, de tecnología y modernidad, que hasta cuando vuelven atrás si el futuro tiene otros colores y esos colores son tuyos y tú sabes porque estudiaste en las mejores universidades, incluso extranjeras?

¿Qué hasta cuando tanta agresividad, violencia, irresponsabilidad y resentimiento maloliente,

desagradable, de mal gusto?

¿Qué tendría que pasar para mirarnos con confianza, restablecer o establecer acuerdos profundos que nos traigan paz, alegría de vivir, días mansos con cuerpos que se encuentren rico,

bello,

cuerpos que se revuelquen limpiamente tocando y fundiéndose, despertando la conciencia del UNO con TODO?

¿Qué tendría que pasar para que a amb@s se nos pasara el hambre, hambre de cosas distintas pero hambre al fin?

¿Para que se nos pasara la adicción a los chiches y entráramos al vasto espacio del corazón?

¿Qué tendría que pasar para sabernos iguales y habitar el espacio manso y fragante de la igualdad?

Claramente necesitamos la paz de las cosas básicas solucionadas para balancear desaprensivamente una pierna sobre la otra mientras el sol entra por la ventana y que en aguas calmas mi ira crepuscular sea trasmutada.

Claramente retornar por el camino que te llevó tan lejos del alma y  no quieras más ni menos que abrazar y ser sencillamente feliz.

Claramente tú y yo, necesitamos de un cambio para no desbarrancarnos irremediablemente por el forado que abre la muerte.

Por mientras… “quedamos los que puedan sonreír en medio de la muerte en plena luz”.

Hay esperanza.

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