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Sólo la comprensión del macrocosmo y del microcosmo puede otorgar la serenidad que proyecta este físico teórico. Vagar desde el Big Bang a los Quarkz, de lo más grande a lo pequeño, sin duda que ha alojado una impronta en el espíritu de este hombre amable y sabio. Con Igor conversamos largo allá a mediados de los 90 para el libro “Bolero de Almas: conversaciones de fin de siglo con viejos-sabios*”. La conversación mantiene vigencia no solo en los tópicos relacionados al devenir del universo, sino en lo más cercano a nuestro Chile y en las cuitas en el presente como Historia. 

– ¿Cuándo surgió el asombro por la física y la matemática?

– Cuando niño y vi el primer puente, con un arco doblado hacia arriba, me pareció una cosa maravillosa.

– ¿Qué puente?

– Tal vez el Malleco. Esa vez pregunté a mi madre quiénes hacían esas cosas. Me respondió: los ingenieros. Nunca lo olvidé, los ingenieros hacían cosas mágicas. Años después, me llevaron a un partido de fútbol en el Estadio Nacional, a un clásico universitario. No me impresionó el fútbol, sino el espectáculo de barras, sobre todo cuando salió un grupo de estudiantes de la Universidad Católica disfrazados y había uno vestido de pulpo. El tipo hizo unas piruetas en un arco. Por los parlantes dijeron que era el pulpo Simián. Ahí pregunté: ¿quién es el pulpo Simián? Un gran arquero y un estudiante de ingeniería. Por último, cuando debía entrar a la universidad se hablaba que ingeniería en la Chile era muy difícil, entonces realmente tuve una curiosidad profunda. ¿Qué diablos es eso?, me pregunté. Y así entré a ingeniería en el año 49, ahí recién descubrí las matemáticas y quedé deslumbrado.

-¿Qué le fascinó de la física y la matemática?

– Que usando las matemáticas podía describir a la naturaleza. La magia que algo inventado por los hombres pudiera describir con esa exactitud la materia inanimada que estaba ahí desde mucho antes que los hombres, no lo podía entender. Más tarde descubrí una frase muy hermosa de Galileo: «El libro de la naturaleza está escrito en el lenguaje de la matemática». A los 16 años eso me deslumbró.

– No pocos físicos contemporáneos han terminado siendo místicos, mientras hasta ayer la ciencia se vanagloriaba de no necesitar a Dios. ¿Es eso contradictorio con la ciencia?

– No. Pero éste no es un fenómeno nuevo. La física contemporánea nace con Isaac Newton hace más de 300 años. Y Newton identifica con Dios el tiempo y el espacio. En este siglo, Einstein, el otro gran prócer, dice que no puede creer en el Dios con figura de ser humano que nos mira a todos y que nos va a premiar si lo hacemos bien y nos va a castigar si lo hacemos mal; pero que sí cree en un Dios cósmico. Citando a Spinoza habla que ese Dios es el responsable de la armonía de la naturaleza. Y ése es un gran avance desde Newton a Einstein, pues Dios deja de ser un Dios antropomórfico.

– En física, buscando la partícula elemental: ¿hemos arribado a un pedacito de materia que sería lo primario?

– Aún no sabemos una respuesta. En este siglo partimos del átomo, lo dividimos en electrones y núcleo, nos metimos al núcleo y lo dividimos en protones y neutrones, nos metimos en los protones y neutrones y ahora estamos en los Quarks.

– El Quark sería lo primario hoy día.

– En este momento es lo más chico que conceptualmente conocemos.

– El Quark, ¿es materia o energía?

– Hay una equivalencia entre materia y energía, así que da lo mismo. Se puede reconstituir la historia del universo después del Big Bang. Y es más o menos a los 3 minutos cuando los ingredientes básicos del universo toman la forma que tienen ahora, de ahí para adelante el universo evoluciona con todas las partículas ya armadas.

– La idea de un Big Bang o explosión original es muy bonita. Además, a partir de esa explosión el universo se va expandiendo.

– Sí. En este momento estamos en expansión. Cada galaxia se aleja de todas las demás galaxias con velocidades que son proporcionales a las distancias entre las galaxias. Por lo mismo, no hay un centro del universo a partir del cual se produce la expansión. Yo lo imagino como un globo azul de cuatro dimensiones en el cuál hay puntos blancos que son las galaxias, y si usted se para en cualquiera de esos puntos, en la medida que infla el globo verá que todos los demás puntos se están alejando. No hay una superficie, no hay un centro, no hay ni afuera ni adentro, no hay tampoco un límite en ese espacio.

– ¿Cuáles son esas cuatro dimensiones?

– El largo, el ancho, el alto (que son el espacio) y el tiempo. Desde Galileo y Newton se hace mecánica y gravitación y se separa el espacio físico (el largo, el ancho, el alto) del tiempo. Einstein en este siglo los junta y empieza a hablar del espacio-tiempo.

– El Big Bang es una explosión, viene la expansión constante y, según algunos físicos, habría finalmente una detención de esa expansión y una implosión, desapareciendo el universo. ¿Es así?

– ¿Cuál es el destino final del universo? Hay dos posibilidades que dependerán del contenido de masa del universo. En un caso, como la fuerza de gravitación es siempre atractiva, si el universo tiene mucha masa hay atracción entre las galaxias y en algún momento eso frena la expansión. Entonces el universo no puede quedarse ahí, es inestable y colapsa, e inicia el camino de vuelta hasta llegar al estado inicial. El Big Bang es la explosión cuando parte y el Big Crunch sería cuando termina en una implosión. Pero ése es un final posible. El otro, es que si no hay suficiente materia en el universo, éste se va a expandir indefinidamente y el final va a ser que cada galaxia esté tan lejana de todas las demás galaxias que ningún rayo de luz va a llegar de una a otra. Esa es la muerte por frío y oscuridad.

– ¿Qué es lo más viable?

– La física es una ciencia experimental. Hay que medir la masa, y ahí se tropieza con problemas: los astrónomos han determinado que para explicar movimientos de cúmulos de galaxias necesitan mucha más masa de la que pueden ver con sus instrumentos. Entonces se habla de la masa oscura, que es más del 90% de la masa del universo, para explicar esos movimientos. Así que es perfectamente posible que el universo tenga suficiente masa como para cerrarse.

– Es decir, para el Big Crunch o la implosión.

– Exactamente. Pero nadie hasta hoy día ha logrado saber qué es la masa oscura.

– ¿Qué son los hoyos negros? Serían estrellas implosionadas.

– Los hoyos negros son un estado final de la materia. Por ejemplo, una estrella con suficiente masa colapsa cuando quema todo su combustible. Es una implosión, pero localizada.

– Tampoco sabemos lo que hay antes del Bing Bang.

– Claro. Pero ya no está haciendo física, se salió de la física. Es como cuando usted pregunta qué pasa en la fracción de tiempo antes del Big Bang. Si no existe universo, entonces no puedo contestar la pregunta desde la física, sólo puedo inventar una teología.

– Mi única sensación es lo azaroso y frágil que es la vida. A nivel cósmico es inevitable un futuro término del universo conocido o que se convierte en otra cosa desconocida.

– Un universo que nace y vive de una manera apoteósica y desaparece sin dejar huellas, me parece algo maravilloso, poético.

– Como la poética de nuestras vidas, que tal vez dejamos “huellas”, pero inevitablemente desaparecemos.

– Así es, y pasa con las estrellas que desde el punto de vista de la materia o de la energía que despliegan en su desaparición, nosotros, usted, yo y todo lo que nos rodea somos restos de estrella. Fuimos formados en el corazón de una estrella.

– Creer que permanecemos en nuestras obras es un guiño pretencioso y bello para sortear el dolor de nuestra muerte. Es un intento muy humano de quedarse.

– Claro, por eso hay mucha gente que cuando llega a tener poder quiere dejar pirámides.

– Esta conciencia cósmica de la inevitable muerte nos otorga la conciencia también bella de la inmediatez.

– Así es. A mí me da la conciencia de que hay muy pocas cosas que tienen sentido, que la mayor parte de las cosas por las cuales la gente se juega la vida, se agita y se pelea no vale la pena.

– En ese sentido nos da una dosis de humildad y una sensación de ser feliz con lo pequeño. Es bonito eso.

.- Si. Por eso yo en la ciencia encontré mi nicho ecológico.

– La tecnología, que es aplicación de la ciencia, y el uso que le hemos dado ha convertido al hombre moderno en un aprendiz de brujo que esta terminando por autodestruirse.

– La ciencia tiene un valor universal. La tecnología, en cambio, tiene un sello local, responde a la cultura para la cual fue creada. Entonces, si el país tuviera suficientes científicos podríamos adaptar tecnologías de tal manera que respondan a nuestros valores, y si nuestros valores son preservar el bosque nativo y el medio ambiente en general, eso lo podríamos imprimir como sello de nuestra cultura a través de una capacidad de crear tecnología.

– Sin embargo, no pocas veces la gente se desconcierta al ver que en estudios de impacto ambiental empresas o grupos económicos financian a científicos para realizar investigaciones que sólo justifiquen el interés de las empresas. Otros científicos, en cambio, cuestionan esas investigaciones y presentan otras. De esa manera el veredicto ambiental de la ciencia se convierte en una cosa relativa.

– En su pregunta hay un error de planteamiento. Lo que ocurre es esto. A los científicos no hay que idealizarlos: somos seres humanos con grandezas y debilidades. Entre los científicos usted encuentra todo el espectro de gente que quiera. Algunos hacemos ciencia por curiosidad intelectual. Otros, para probarse intelectualmente superiores. También hay mercenarios de la ciencia que hacen armas e informes para las compañías que usted menciona, etcétera. Esa gente siempre va a existir, pero no es una cuestión de la ciencia. Si usted en un problema ambiental llama a la sociedad de científicos respectiva, le constituirán un grupo técnico que le va a decir lo que ellos buenamente entienden, con prescindencia de lo que le pague el fulano que sea.

– ¿Cuándo asumió la conciencia ética ambientalista?

– Fue a finales de los años cincuenta, estando en Inglaterra, cuando entré a participar en grupos antinucleares. Es que tenemos el deber moral de garantizar un planeta habitable a las generaciones que todavía no nacen. Eso es muy lindo y un descubrimiento reciente del mundo occidental

– ¿Optimista o pesimista ante la Historia?

– Aunque estamos en una época negra, soy optimista, ya que la humanidad igual evoluciona. Voy a contar una anécdota: como viajo en el metro me inscribí en el Bibliometro, donde uno puede sacar libros en algunas estaciones. Ahí siempre hay público, sobre todo jóvenes. ¿Cuál fue hace algunos años el libro más solicitado?: «El Mundo de Sofía», que no es un libro fácil de leer. Bueno, si viviéramos en un mundo ajeno a la filosofía y a los valores del intelecto, no ocurriría que en una biblioteca pública ése sea el libro más solicitado. Eso es optimismo.

www.hernandinamarca.cl

 La edición del libro fue en 1996, ediciones LOM.

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Alguien comentó sobre “Igor Saavedra: «El universo es hermoso»

  1. Me intriga lo que soy y me intriga el misterio del Universo, siempre me descubro urgando en ambas partes…. es que somos parte del Universo.. me gustó mucho esta entrevista

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