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En Samoa, cuando era pequeño, Lemi Ponifasio preguntó a su padre “¿Cómo puedo tocar el cielo?” Él le respondió con amabilidad “aquí”, indicando con su dedo índice un punto en el espacio a la altura de la cintura: “El cielo empieza aquí”.

I “Una ceremonia es diferente de un ritual. Nos miramos a los ojos, buscamos la verdad”. LP.

Al mediodía se abren las puertas del Teatro Municipal de Santiago. Distribuidos entre el escenario y las primeras filas los bailarines de Birds with Sky Mirrors realizan algunos de los movimientos y cantos de la obra. La ruptura de la división del espacio teatral y las butacas genera desconcierto en la cincuentena de asistentes que no sabe si quedarse de pie, sentarse, ubicarse en montonera en el pasillo o distribuirse por la sala. La convocatoria era a una clase magistral con el director Lemi Ponifasio, los asistentes se encuentran presenciando algo sagrado, ceremonial.

El quiebre es coherente con lo que explicará Lemi a lo largo de dos horas de conversación, en que los asistentes la mayor parte de las veces se declararon conmovidos. Su propuesta de danza, de teatro, de arte tiene que ver con “sacar a los asistentes  de la cotidianidad; el arte es un paso a otra dimensión de la experiencia, de la consciencia”.

La preocupación del servicio al otro, al asistente/público, es central en la concepción de su trabajo, de sus obras y de este encuentro. Explica el propósito de la generación de la sorpresa de la bienvenida: “Ustedes no son una audiencia, tienen que imaginarse cómo existir en ese momento, decidir qué hacer”.  En la “clase” busca lo mismo que en sus obras “la activación del espacio filosófico y poético, donde ustedes hacen la conversación”.

“Yo crecí en Samoa. La enseñanza más importante de nuestros padres es sobre el espacio. Es un espacio relacional.” Ese aprendizaje se manifiesta en su lenguaje próximo a una arquitectura de lo humano y habita la mayoría de sus decisiones sobre el escenario, el arte y la relación con el público. “El mayor desafío es romper la distancia entre el escenario y el asistente. Lo que quiero hacer es crear un presente, un silencio que abra preguntas. Yo no soy un story teller,  intento que ustedes cuenten su historia.”

Lemi Ponifasio, parece concebir el trabajo de la Compañía MAU casi como un sacrificio meditativo para aproximarse a la verdad y a la belleza de cada uno. “Teatro es crear y mover el espacio para preparar la ceremonia. El actor es un cuerpo con un sentido ceremonial, como una ofrenda de sacrificio. El objetivo de ese sacrificio es la comunicación con el cosmos.”

Ese propósito está presente en cada elemento teatral de Birds with Sky Mirrors. En la escenografía donde un enorme pilar inclinado interrumpe el escenario uniendo la tierra con el cielo, en el fluir levitante de las escenas grupales que movilizan el espacio y la energía, en los movimientos mínimos y profundos de los solistas que activan la luz que genera la metamorfosis de sus cuerpos, en los cantos y la banda sonora tan sutiles como la luz tenue que envuelve obra porque “cuando la luz es baja, el ojo se agranda, también el corazón, los sentidos y la expectativa.”

Todos los detalles están al servicio del espectador, del descubrimiento, del peregrinaje a encontrar lo divino, la luz, dios”. Para que esto suceda, el director invita al espectador a la misma humanidad y compromiso que solicita de los miembros de la compañía: “La batalla más importante, es la de matar la imagen que traes en la cabeza. Si no vienes con apertura y lo que buscas es confirmar tus propias imágenes mentales, es mejor que no vengas. Les pido a las personas que vengan con el propósito de compartir amor, paz, armonía. Siempre está la opción de encerrarse en el ego propio o de caminar hacia lo divino.”

El dueño de la experiencia es el asistente. “Uno trata de mantener el alma en su nivel más alto. El estímulo es de ustedes, ustedes se lo llevan y hacen con él lo que quieran.”

 II “Uno no se centra en la danza y el movimiento, sino en servir la vida”. LP.

Para servir a la comunidad, generar la conversación y motivar la búsqueda, primero ha experimentado consigo mismo. Lemi Ponifasio inicia la celebración compartiendo sus preguntas “¿Qué es importante para mí? Hacer teatro es una búsqueda de mi mismo, de la verdad y de la belleza. Las preguntas que me guían son ¿Cuál es la verdad de mi existencia? ¿Qué es danza? ¿Cuál es mi danza? He dedicado mi vida a buscarlas.”

En la indagación colectiva se hacen presentes la filosofía, la estética, el activismo, la espiritualidad, la humanidad. “Tu consciencia es la que hace el momento.” No hay disección hay integración de las múltiples dimensiones del ser humano, y desde ella cuestiona para sí mismo la denominación de “artista” en un par de ocasiones “No sé si soy un artista”. La búsqueda envuelve e integra el arte, siempre al servicio de la vida. “En los primeros tiempos del ser humano, la danza, el arte, el teatro eran la búsqueda del misterio de la existencia y el cosmos.”

Esa mirada integradora choca con la rigidez de las estructuras y las instituciones que controlan la cultura occidental. “Cuando empecé a bailar, yo quería ser Nijinski, el arte era algo europeo u occidental. El arte estaba controlado por las instituciones, las academias, las escuelas.” Con la misma calma y sonrisa que emana a lo largo de la conversación, en pleno Teatro Municipal declara una de sus más profundas rebeldías “El arte no debe ser hecho para los que tratan de controlarlo.”

“Por eso me cuesta trabajar con gente formada en instituciones y escuelas.” Los miembros de la Compañía MAU son amateurs, jóvenes de las islas del Pacífico. “Los profesionales están sobrevalorados, los expertos son gente estrecha. La educación es una lucha entre perspectivas. El arte no puede ser enseñado, el artista debe encontrar su dirección. La educación sobre estética, es una barrera para la contemplación estética. Con los bailarines de mi compañía no hablo de arte, pero les ayudo a ser humanos.”

Lemi Ponifasio rompe con las instituciones controladoras del arte y aquellas categorías esquemáticas de la cultura que encierran y limitan, aun las de las culturas originarias. “No quiero respuestas de una cultura, quiero encontrar mi verdad. No quiero ser definido por los desastres del pasado. Lo que somos está por delante, tenemos que trabajar ahora.”

El centro son los seres humanos “No pienso tanto en términos de cultura. No siento que un lugar me haya creado. Ahora estoy aquí, con ustedes, y su ADN va a estar para siempre conmigo.” En la trama del tejido de la obra se reconocen hilos de las conversaciones del mundo de Samoa, China, Japón, también de Occidente. Es un arte universal que borra y mueve las fronteras de lo posible y de la geografía, con claro domicilio en las Islas del Pacífico.

Birds with Sky Mirrors sumerge en las distintas emociones que surgen frente a la destrucción de la tierra y de los seres humanos. “Con el calentamiento global, durante su vida, los actores de mi compañía verán desaparecer sus islas, sus hogares. Quería instalar ese sentimiento de pérdida, de partida. Lo que le hacen a la naturaleza se lo hacen a sus hijos. Cuando envenenan el río, envenenan el pez que luego se comen. Quiero despertar el sentido del cuidado que está en cada uno; no en el gobierno, no en Dios, no en el mercado.”

III “Comunidad no es hablar todos al mismo tiempo, sino decidir vivir juntos”. LP

Hay una congruencia armónica entre las imágenes, las emociones, las reflexiones que suscita la obra Birds with Sky Mirrors y el conversar de Lemi Ponifasio. Es una danza, una meditación, una indagación, un descubrimiento, una  propuesta al servicio de la vida.

“No siempre tenemos estos espacios en el teatro, este momento de intimidad es un privilegio. Pienso que el arte no es suficiente, debemos conversar.”

Nota: La clase magistral de Lemi Ponifasio ocurrió al mediodía del 12 de enero de 2013 en el Teatro Municipal de Santiago. Una actividad abierta y gratuita del Festival Santiago a Mil. Asistieron unas cincuenta personas. 

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