Ventanas
en estilos modernos,
antiguas o restauradas;
algunas vestidas
con cortinas elegantes
otras con sofisticadas persianas
y las más audaces desnudas
o con visillos insinuantes.
Ellas son, sin lugar a dudas,
los ángeles de una morada,
los ojos de una casa.
Siempre observando atentas,
felices en primaveras,
nostálgicas en otoños,
trémulas en inviernos y veranos,
señoriales al contemplar el júbilo
o sufriendo por una triste escena;
las ventanas, nuestras inseparables
compañeras calladas,
cuando vigilamos incansables
el pronto regreso
de una presencia amada.
En un día frío, empañadas de vapor,
pizarra lúdica para dedos vivaces,
ansiosos de plasmar dibujos,
nombres y señales;
y también para besar,
con juguetones labios infantiles,
a los cristales.
En sus democráticos alféizares
canta un pajarito,
se trepa una planta,
un gato se luce
o un niño se sienta;
un bizcocho se enfría
o se seca la ropa apurada.
Cuando la salud se aleja,
cuánta alegría
traen las ventanas;
porque atrapan la luz mágica
del Sol de la mañana
y la de las estrellas que arrullan
al final de la jornada.
El día en que todo cambie
y las ventanas hablen,
algunas llorarán por lo perdido,
otras cantarán alabanzas
y, con seguridad, todas
darán gracias,
por haber sido
sólo ventanas.
Que bella lectura y videos!!!. Cierto, las ventanas alelan, son la transición entre el interior y exterior. Contemplan, contemplan siempre , como reflejos del alma. Bravo.
María del Pilar, gracias por tu comentario, gracias por tu atención. Saludos